Tres mujeres víctimas de diferentes actos violentos entregaron ayer públicamente su testimonio de vida, agradecidas por el apoyo profesional que han recibido en el Centro de Atención Integral a Víctimas (Cavi), organismo dependiente de la Corporación de Asistencia Judicial que ayer celebró su séptimo año de vida.

Margot González, madre del desaparecido estudiante del Liceo San José Ricardo Harex, fue una de las madres que entregó su testimonio de vida, al igual que Juana Gómez que perdió a su hijo adolescente, estudiante del Instituto Don Bosco, en un atropello en calle Zenteno. Y también habló una mujer que solamente se identificó como Elizabeth quien no ahondó en su caso personal.

La celebración contó, entre otras autoridades,  con la presencia de la directora general de la Corporación de Asistencia Judicial, Alejandra Krauss.
Los principales objetivos del Centro de Atención Integral a Víctimas, apuntan a “reparar integralmente el daño causado por el delito, contribuir a la visualización social de lo ocurrido, reducir la sensación de impunidad y por último evitar la victimización secundaria”.

Para ello realizan un trabajo psicosocial, que dispone de distintos profesionales en cada área, quienes ayudan a mitigar el daño causado.