
Pequeños dibujos impresos en plotter a la manera de una matriz de grabado, los que fueron doblados y pintados con acuarelas y extracto de nogal, son puestos a disposición del público para hacer visible el patrimonio natural, histórico y científico de la Antártica, de manera de acrecentar el sentido de pertenencia e identidad hacia dicho territorio.
Lo anterior derivó en “mapas” -denominados por el artista- con una fuerte carga testimonial, a modo de bitácora de viaje por el paisaje agreste, tal como lo hicieron los pintores viajeros durante el siglo XIX, cuando registraron sus travesías por el continente americano. “El viaje más allá de los límites urbanos, la poética del paisaje extenso y la transformación de las dimensiones y escalas del formato en el que éste es representado, son los hilos conductores de mi trabajo actual. A ello le sumo mi interés por hacer un nexo entre la fragilidad del soporte de papel y la fragilidad del paisaje. En esta ocasión me enfrenté a la Antártica, un paradigma para el ser humano, vivencia que vuelco en la presente exposición”, explica Lay.
La serie es el resultado del registro de dibujos y más de 1.300 fotografías realizados por Lay durante su periplo por aguas antárticas, efectuado entre el 17 de octubre y el 7 de diciembre de 2011, en el marco del “Proyecto A”, correspondiente al programa “Sello Regional Antártica-Subantártico” del Consejo de la Cultura y las Artes (CRCA) de Magallanes.
Al respecto, la directora regional del CRCA, Paola Vezzani, señaló que la iniciativa del “Proyecto A” busca acercar la Antártica a la comunidad, mediante la expresión de diversos lenguajes artísticos, para que sea conocida e incorporada en el imaginario colectivo de los chilenos.
“Que Sergio Lay esté exponiendo en el Museo Nacional de Bellas Artes, sus obras inspiradas y relacionadas con el viaje que él tuvo en el Rompehielos Viel de la Armada, es un gran orgullo, porque son obras preciosas que presentan una reflexión sobre la Antártica y sus canales, a través de imágenes que capturó en fotografía, y desde allí y su experiencia fue elaborando esta cartografía, o pintura sobre papel que evoca a los mapas. Y lo hace en el lugar más importante para la cultura y las artes de Chile”, agregó Vezzani.
En tanto, el académico Gonzalo Leiva comparte en el texto que acompaña la muestra, las condiciones de viaje que enfrentó el artista: “Los ojos de buey (orificios circulares practicados en los mamparos exteriores de los barcos) eran sus únicos referentes de realidad. Durante días, tras los vidrios se construía una poética de masa gris, acuosa, extraviada, que hacía perder la noción de arriba y abajo, lo importante y lo nimio. El artista amarrado para comer y dormir, como los amigos de Ulises, para no ser derribado por las feroces tormentas y los cantos de sirena de la desesperación, abría su percepción a la feroz inmensidad que lo sostenía”.
“Mar de Fondo, Cartografía Austral”, resultado de la iniciativa del CRCA de Magallanes, se presentará en la galería La Casa Azul del Arte de Punta Arenas, a fines de este año.