La pasión de la pista

General
12/09/2012 a las 12:27
Para todo buen hijo de esta tierra, las carreras de autos son parte de nuestra idiosincrasia. Este deporte ha traspasado generaciones y por supuesto ha ido cambiando a medida que la urbanización y el parque automotriz han ido evolucionando. Prueba de ello son los importantes registros que existen del trazado callejero en la ciudad de Punta Arenas que se conocía como el Arturo Prat, en este se combinaban estilos de conducción pero también se alcanzaban las velocidades más altas de la Patagonia en la década de los 60 y principios de los 70.
En esa época la búsqueda de otros trazados era habitual, fue así como también parte de la historia es el callejero de Porvenir que se llamó Almirante Señoret, ambos trazados en el sector chileno, porque también se compartía “pista” con los argentinos lo que llevó a los avezados pilotos de la época a correr en los callejeros del país vecino, el trazado Río Chico en Río Gallegos y el Almirante Brown en Río Grande.
La llegada de los autódromos
A mediados de la década del 70 la urbanización de las distintas localidades llevó a pensar en sacar las carreras de las calles de las ciudades, esto no iba a impedir ni mucho menos hacer desaparecer el deporte, por lo que rápidamente se crearon los autódromos.
Los primeros en dar el paso fueron la Agrupación de Volantes de Magallanes, hoy Club de Volantes de Punta Arenas y paulatinamente se fueron agregando las localidades antes mencionadas, concretándose uno de los cambios más trascendentales en la historia del automovilismo en Magallanes y la Patagonia.
Cabo Negro
El Autódromo de Cabo Negro se inauguró en febrero de 1974 y rápidamente se convirtió en el escenario más importante del sur del continente. La calidad de los pilotos de la época era simplemente admirable y también la cantidad de público que repletaba la tribuna natural que posee el recinto y que hasta la actualidad nunca fue bautizado, sólo se le conoce como “el cerro”, pero eso no era todo, también uno de los lugares de privilegio y multitudinario era el sector de “la curva de la laguna”. Pero definitivamente lo que nunca más sucedió fue que todo el perímetro del circuito éste poblado de gente.
Los grandes duelos son casi nostálgicos para los amantes a la pista y para el público, que si bien aún tiene pruebas automovilísticas para presenciar como por ejemplo el rally que va en positiva alza, estar en Cabo Negro era diferente.
Entre los fans se vivía “ambiente” la cercanía con la gente que llegaba en buena cantidad provocaba un clima similar al que se vive en los estadios donde cada quien apoya a su equipo, acá sucedía con los pilotos. También la familia llegaba a ver el espectáculo y tener una tarde recreativa, como olvidar lo asados familiares con ruido de motores.
Pero regresando a la competencia, el autódromo fue de superficie de tierra por casi diez años aproximadamente y en la década de los 80 llegó el popular asfalto que obligó a los corredores a “aprender de nuevo” a girar en la pista. Con esta nueva superficie y a diferencia de la anterior la idea era derrapar lo menos posible, estilo que estaba arraigado en los pilotos.
También el asfalto trajo a la “nueva camada” estos pilotos que fueron el recambio de los avezados conductores que recorrieron la Patagonia en los callejeros y la “fiesta” comenzó a crecer con las innovaciones mecánicas. Categorías como la Turismo Carretera de cinco mil centímetros cúbicos se apoderaron del fervor regional, repitiendo lo que forjaron los “viejos” con su rica historia.
Otro protagonista
Al igual que Cabo Negro, el trazado que vivió grande jornadas tuercas fue el Circuito René Schneider de Porvenir, ahí los duelos son muy recordados, incluso cuando llegó la era del asfalto, en la vecina orilla no bajaron los “bonos”, al contrario, el tener asfalto en Punta Arenas y tierra en Porvenir aumentaba el atractivo y las ganas de medirse en las dos superficies; y cómo no, cobrarse revancha en más de una ocasión.
Hoy la historia es adversa para ambos trazados, con el asfalto en Porvenir la actividad “murió” ya que hoy las medidas de seguridad han ido aumentando y carrera de pista en tierra ya no quedan, para ello está el rally.
En tanto en Punta Arenas la actividad continúa pero parece estar en “cuidados intensivos” ya que poco y nada queda de la “época dorada” del automovilismo.
Una condición a analizar por parte de los actuales directivos de las distintas disciplinas ya que lo técnico (revisores) tienen mucha responsabilidad en aquello, y claro, la escasez de directivos también entre tanto factor que pueda haber provocado la crisis del ex deporte rey de la región.

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