
La zona en la cual se detectaron más casos fue en la Región de Magallanes, donde de las 4 mil impugnaciones que se registraron por el Tribunal Electoral Regional se excluyó a 754 votantes en Primavera (370), San Gregorio (253), Timaukel (122) y Río Verde (9).
"Yo quisiera elegir a mis autoridades, pero el acarreo es tan descarado que de seguro ganará algún candidato que traen desde Punta Arenas. Me siento usada y eso da rabia", dice Carmen Godoy, una vecina de la comuna de San Gregorio, donde la comunidad se ha organizado para impugnar a los "electores fantasmas", como les llaman.
Según el abogado Alfonso Campos, quien representa a los vecinos de esa zona, "fue muy complicado probar que esa gente no tenía ningún vínculo acá, porque uno es el que tiene que presentar las pruebas", dice, junto con anunciar que buscarán las responsabilidades penales contra quienes estén detrás de esta operación.
Entre los alcaldes de la zona hay molestia. "La ley fomenta el 'acarreo', porque no exige permanencia en la residencia", dice la alcaldesa de Río Verde, Tatiana Vásquez. En tanto, el edil de Primavera, Ricardo Olea, reclama que "para el tribunal bastaba con venir un fin de semana de paseo y ya tenía un vínculo".
En tanto, Carlos Mandriaza, quien no va a la reelección por San Gregorio, advierte que "lo que pasará con todo esto es que la gente no va a querer participar ni en misa".
En Torres del Paine, donde la cantidad de electores (1.645) es nueve veces superior a la de habitantes (179), su alcaldesa, Anahí Cárdenas, también reconoce que hay votantes foráneos. Pero afirma que el número de vecinos que registra el Censo no es el real, pues según su estimación bordearían los 1.200. Esto, pues muchos tienen otra casa en Natales, donde fueron censados, explica.
El supuesto "acarreo" no es nuevo en Magallanes dicen sus habitantes. De hecho, un estanciero de Timaukel, que pide reserva de su nombre, cuenta que en 2008 en su predio agrícola se instaló un campamento de gente que llegó a votar desde Punta Arenas y vio cómo los candidatos pagaban $10 mil por los sufragios.
Para ello, los electores les mostraban una foto del voto tomada con un celular, pero "lo divertido era que se pasaban el mismo teléfono, con lo que engañaban al candidato. Algunos de éstos no entendían cómo 'acarrearon' 70 personas y sólo tenían 50 votos", recuerda.