Medida a nivel país apunta a proteger la industria nacional y evitar la fuga de divisas. Semanalmente son cientos los argentinos que llegan hasta Punta Arenas para adquirir diversos productos, aprovechando un cambio de moneda que les resulta ampliamente favorable.
Los electrodomésticos y el vestuario son los favoritos en este mercado de puertas abiertas que representan lugares como el Mall Espacio Urbano Pionero y la Zona Franca. Sin embargo, el Gobierno de ese país quiere terminar con lo que consideran fuga de “pesos” de su economía y reactivar el mercado local, principalmente en la capital santacruceña de Río Gallegos.
Esta semana las autoridades de ese país anunciaron que aplicarán de manera estricta el denominado Decreto 1.001 “régimen de equipaje”, vigente desde hace tres décadas y que apunta a restringir la entrada de electrodomésticos por los pasos fronterizos.
El instrumento legal le entrega a la Aduana argentina la potestad para impedir que se ingrese al país cualquier artículo electrónico o de línea blanca de gran tamaño.
Y aunque vigente, la aplicación de la medida no se venía haciendo efectiva. No obstante, desde la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), de la que depende la Aduana, se instruyó para que la ley se cumpla. De inmediato se activó en los pasos de Pino Hachado, vecinos a la IX Región de La Araucanía y en el Cardenal Samoré, que une al territorio argentino con la X Región de Los Lagos.
“En las últimas décadas se había hecho una especie de flexibilización del régimen de equipajes, que fija claramente como parámetros que se permite ingresar al país todo objeto que sea portátil o vinculado al motivo del viaje”, señaló al Diario Andino de la Patagonia el administrador de la Aduana de Bariloche, Galo Guardia. “Lo que pasó es que mientras que hace un año teníamos un caso por semana de objetos voluminosos, en los últimos doce meses fue creciendo ese ritmo hasta llegar a casi 10 casos por día, por ser más baratos en Chile”, manifestó.
Si bien el llamado “régimen de equipaje” siempre contempló restricciones para el ingreso de bienes, también permite una aplicación más flexible. “Por la variedad o calidad de la mercadería se presume que no es para uso personal, y eso le deja al funcionario una discrecionalidad. Lo que condena el equipaje es la reventa, no el uso propio”, señalan fuente ligadas a la Aduana argentina.
No obstante, claramente la aplicación estricta de la medida busca proteger la industria nacional y evitar la fuga de divisas desde Argentina.