El abogado Juan José Arcos señaló entre las violaciones, la profanación de lugar de culto, impedir culto autorizado legalmente, daños, lesiones, amenazas y ofensas a la autoridad. La usurpación que efectuaron el pasado domingo a la catedral de Punta Arenas, en el marco de la protesta de animalistas por la aparición de perros envenenados en el centro de la ciudad, no quedará impune. O al menos eso es lo que espera la querella interpuesta por autoridades y ecologistas, a la que se suma ahora la anunciada por la Iglesia por ultraje al templo.
De acuerdo al abogado Juan José Arcos, uno de los testigos del hecho, ante la situación gravísima que vivió, ya fue llamado a declarar en el marco de investigación que está llevando a cabo la justicia. Arcos señala que de probarse la autoría de quien efectuó la profanación, podría significar penas de prisión en su grado mínimo, la que corresponde desde seis meses hasta un año.
“Yo entré convencido en que iba a entrar al altar y me iba a encontrar a la gente animalista, pero cuando llegué al altar la verdad que prácticamente no conocía a nadie de los que estaban ahí. Y de hecho yo también fui agredido, me tiraron un florero en la cara”, señala el concejal, recordando los momentos vividos el pasado domingo.
Además, señala que serían varias las penas, ante la presencia de diversas violaciones a la ley: “Hay delitos de daños, y según el monto del daño, la pena puede ser mucho más alta que el ultraje al templo. El impedir el ejercicio de un culto legalmente autorizado dentro del territorio de la República es otro delito, lesiones causadas al monaguillo, amenazas al obispo, y ofensas a la autoridad”, todo dependerá de lo que determine el fiscal.
Arcos insistió en el carácter pacífico de la protesta de los animalistas, que en su mayoría son familias, y apunta como responsables a personas fuera de estos grupos que apoyan los derechos de los animales.
Por su parte, el cura Freddy Subiabre, expresó que no existían antecedentes sobre otros actos como los acaecidos este domingo. Además, la iglesia no cuenta con celadores, o “guardatemplos”, que vigile el recinto, y tampoco está en los planes de la Catedral el contratarlos.
La misma opinión es la que entrega David Paillán, representante de la Confraternidad de Pastores Evangélicos. El pastor, quien lamentó la situación vivida en la Catedral, detalló que no han tenido antecedentes, al menos en sus nueve años en Punta Arenas, sobre algún suceso similar al acontecido el domingo. Respecto a la implementación de algún tipo de seguridad, para evitar situaciones como ésta, expresa: “Confiamos sólo en la presencia de Dios. No nos dan los recursos para estar pagando guardias”.