Querella por profanación de la Catedral

General
19/01/2013 a las 10:43
Abogado Francisco Cárdenas dijo que la acción judicial tiene por objetivo principal “restablecer el orden jurídico”. La profanación y daños que un grupo de exaltados protagonizó el domingo al interior de la iglesia Catedral, es actualmente motivo de una investigación a fondo por parte del fiscal Felipe Aguirre Pallavicinni. Y ayer se sumó la querella criminal que presentó el abogado Francisco Cárdenas Mansilla, en representación del obispo de Punta Arenas, Bernardo Bastres Florence.
Personas concertadamente se introdujeron a la iglesia y mediante actos violentos y amenazas, “generaron no sólo temor en los que estaban presentes en la misa de las 19.00 horas, sino que incluso varios fueron agredidos”.
Cárdenas dijo que la querella del padre obispo no tiene por objeto principal investigar los daños, destrozos, hurtos y robos, “sino esencialmente a restablecer el orden jurídico para que cualquier persona pueda concurrir a su iglesia a participar del culto católico”.
El querellante refirió que los manifestantes actuaron con una “intolerancia inexplicable”, y dio cuenta de lo grave que es “impedir el ejercicio de un culto a los ministros”.
Además recordó que “hubo personas que con total desprecio y ofensa se sentaron sobre el altar, donde se desarrolla la eucaristía”.
La querella es contra quien o quienes resulten responsables de los delitos que sanciona el Código Penal, que “por medio de violencia o amenazas hubiere impedido a uno o más individuos de un culto permitido en la República”. Además, se sanciona con una mayor pena a quienes “con tumulto o desorden hubieren impedido, retardado o interrumpido el ejercicio de un culto que se practicaba en lugar destinado a él o que sirve habitualmente para celebrarlo”.
Igualmente hay penas consideradas para quienes “con acciones, palabras o amenazas ultrajaren al ministro de un culto en el ejercicio de su ministerio”.
Se deja constancia que la “iglesia Catedral fue escenario de un hecho inédito en nuestra ciudad”, y que ese día, a las 18.45 horas aproximadamente, decenas de personas, en forma vandálica, irrumpieron en el templo, “desarrollando diversas conductas impropias y atentatorias a los ritos y magisterio de nuestra iglesia: gritando, profiriendo insultos en contra del obispo, rompiendo bancas y diversos objetos, e impidiendo con ello el desarrollo del culto que correspondía a esa hora”.
Cuando ya estaban los fieles, más las familias que habían encargado misa por sus difuntos, en forma concertada, entraron jóvenes y adultos a protestar, subiendo de inmediato varios al altar, tiraron la silla que utiliza el obispo, rompieron los floreros y comenzaron a golpear la puerta de la sacristía exigiendo que saliera el obispo a dar razón “de la matanza de los perros”.
Hostias
La querella detalla que “varios de los que ingresaron comenzaron a comer las hostias, se colocaron a saltar en el altar, a sentarse en él, a fumar, entre otras tantas faltas y trasgresiones a un lugar de culto”.

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