
La responsabilidad que le otorga su rol público, que evidentemente es mayor al de cualquier persona normal, y su calidad de autoridad, que le obliga a dar el ejemplo, juega un rol fundamental que no puede olvidar a la hora de emitir juicios o valoraciones, y con mayor razón no debería, en ningún caso, llamar a limitar las libertades esenciales como la libertad de expresión.
Al menos así lo señalan desde el mundo político y social. El profesor Luis Legaza, recalca que no se pueden utilizar los medios de comunicación para fines propios, porque eso sería manipulación, y resalta la importancia de la pluralidad de la prensa a la hora de informar: “La libertad de expresión es inherente a la naturaleza del ser humano. Si alguno no les gusta lo que uno piense, exprese, opine, bueno está dentro de las reglas del juego de la sociedad. Ahora utilizar deliberadamente un medio para denostar, insultar, ofender a otros tampoco me parece correcto. Y lo peor es cuando la gente engaña a través de ese medio. Pero es indudable el rol que juegan los medios de comunicación en la actualidad, en la influencia que ejercen en las personas, pero también hay una cuestión que se llama responsabilidad”.
Así también lo expresa el ex alcalde de Punta Arenas, Juan Morano, quien junto con resaltar que el derecho a la libertad de expresión debe ser el más irrestricto, señala que quienes buscan limitar la capacidad de expresarse de otros cometen un error: “La libertad de prensa es un derecho que debe estar siempre disponible, para quien emite una opinión, y para quien luego después la debe publicar, y respetarse el contenido de la fuente en lo que señala. También ser capaces a tolerar las críticas de los medios de comunicación que uno puede responder una crítica con otra crítica, o con una opinión, pero nunca llamando a limitar la posibilidad de expresar. Yo creo que ahí hay un error cuando empezamos a promover el restringir derechos, lentamente nos vamos alejando del concepto amplio de la democracia y nos vamos acercando más bien a conceptos que son de gobiernos dictatoriales o totalitarios”.
El pre candidato a diputado por el Partido Demócrata Cristiano, agrega: “Uno puede no compartir opiniones de otros, puede no escucharlas, puede no leerlas si no las comparte, o puede contestarlas, pero pretender que se restringa la capacidad del medio para emitir o promover el que no se emitan me parece que no corresponde a un régimen democrático”, enfatizó.
Por su parte, el vocero político y vicepresidente regional de Renovación Nacional, Álvaro Contreras, declara que la libertad de expresión debe tener las precauciones de no traspasar el delgado hilo que divide las libertades individuales propias con las libertades individuales ajenas, además de considerarse siempre códigos de respeto básicos: “No puede ser que expresiones que hemos visto en nuestra sociedad se sigan efectuando basadas y amparadas en las descalificaciones hacia otras personas. Menos aún utilizando recursos y manejos de medios que debiesen ser para todas las personas y para todos los habitantes de igual acceso”.
Un tema siempre latente, y que invita a reflexionar a la esfera política, a la del ciudadano común y a los medios de comunicación. Los ciudadanos no sólo son capaces de absorber la información que reciben de los medios, sino además de cuestionar, discutir y deliberar respecto a qué se está diciendo y quién está emitiendo los juicios. La comunidad tiene siempre la última palabra.