
De acuerdo a la versión de los pescadores, la embarcación María Isabel emprendió balazos a dos animales mientras nadaban en las aguas, y a uno más que descansaba en la arena sin mediar provocación, a vista de unas 50 embarcaciones que estaban en la zona efectuando labores de extracción de ostión. Situación anómala, si se considera que por normativa no se puede portar armas de fuego en las embarcaciones.
Pese a que la situación fue defendida por personal del Instituto de Fomento Pesquero, aludiendo que podría deberse a un ataque de los animales, queda en la duda, y deberá dilucidarse en tribunales, si es que este sector, que se ha visto acechado por pescadores por ser una de las pocas zonas no afectadas por la marea roja, puede ser efectivamente abierto para la extracción, ya que es parte de un Parque Nacional, y declarada Reserva de la Biósfera por la Unesco, lo que implica asegurar toda la biodiversidad de la zona, incluyendo aguas adyacentes al área terrestre.
En este caso corresponde a la Dirección Zonal de Pesca entregar los permisos, y a la Subsecretaría de Pesca fiscalizar que se cumpla la normativa y las áreas de extracción. Además, pese a que existe un plan de manejo en el área, de acuerdo a la página web de Conaf, éste data del año 1985.