
Su vida pública, marcada por los años en que presidió la Democracia Cristiana entre 2002 y 2006, lo llevó a representar a víctimas de violaciones a los DD.HH. durante el régimen militar, senador durante los gobiernos de la Concertación, ser precandidato presidencial y encabezar el PRI, partido al que llegó tras ser expulsado de la DC.
En un inicio se desempeñó como jefe nacional universitario. Posteriormente, asumió como consejero nacional de la juventud del mismo partido entre los años 1970 y 1972, y ya a contar del 73’ asume como jefe nacional de abogados de la Democracia Cristiana, tiempo que coincide con su primer acercamiento al tema de los derechos humanos, siendo co-autor y firmando el primer Memorándum de DDHH ese mismo año.
Ya durante la década de los 80’ prestó apoyo a las víctimas del régimen militar, representándolos en numerosos casos a través de la Comisión chilena de derechos humanos, de la cual fue co- fundador.
El apodado “colorín”, formó parte del senado luego de dos intentos. El primero y fallido fue en 1989, cuando fue candidato por la región de Atacama, siendo derrotado por Ricardo Núñez. El 93’ le trajo una nueva oportunidad: salió electo por la región de Aysén y formó parte de la Comisión de Minería del Senado. Integró la Comisión de Defensa Nacional y la Comisión de Intereses Marítimos, Pesca y Acuicultura del Senado, designación que despertó controversia, por un presunto conflicto de interés y donde mostró la cara más conservadora de la Democracia Cristiana.
La cercanía de Zaldívar con la DC lo llevó a la presidencia del partido durante dos períodos consecutivos, que abarcaron del 2002 al 2006. A su gestión también se le atribuye el éxito en las municipales del 2004, cuando la Democracia Cristiana se constituyó como el partido más votado de Chile, pero que sin embargo, perdió representatividad en el parlamento.