Por matar a su amigo con múltiples puñaladas, César Ojeda fue enviado a cumplir prisión preventiva, a lo menos por los tres meses que se fijaron de plazo para el cierre de la investigación. César Pablo Ojeda Nancuante, apodado “milico”, bebía el lunes en la tarde en un bar de Avenida Independencia con su amigo Ricardo Oyarzo Sánchez. En un momento decidió continuar la tertulia en casa, en la Población Seno Almirantazgo, donde lo esperaba su pareja, María Luisa Rogel Rogel.
Los amigos se sirvieron unas copas de vino blanco y siguieron conversando. Eran aproximadamente las 19.30 horas cuando la mujer se retiró al dormitorio, pero debió salir varias veces porque su pareja insistía en subir el volumen de la radio.
Todo transcurría con cierta normalidad hasta que el dueño de casa se enojó con el amigo. Discutieron por algo y Ojeda sacó a relucir un cuchillo que ocultaba en su ropa. El hombre, cegado por el alcohol, se ensañó con Ricardo Oyarzo y lo apuñaló en diversas partes del cuerpo, incluida la cabeza, según el informe de autopsia que dio a conocer ayer la fiscal Wendoline Acuña, al momento de formalizar al imputado por “homicidio calificado, con alevosía, en grado de consumado”.
La principal testigo, la pareja de Ojeda Nancuante, no pudo frenar a su pareja, quien registra condenas anteriores por robo con violencia y robo en lugar habitado.
El mortal hecho de sangre ocurrió al interior del domicilio de pasaje Monte Burney 01382, Seno Almirantazgo.
“El imputado sin causa ni motivo justificado, obrando a traición y sobreseguro, extrajo de la ropa un cuchillo con el cual atacó violenta y reiteradamente a la víctima propinándole múltiples puñaladas en la cabeza, en la espalda y tórax”, indicó la fiscal.
El ataque dejó con múltiples heridas a la víctima, en la zona torácica, espalda, región cervical, brazo izquierdo y nariz, que le provocaron la muerte casi en forma instantánea, por anemia aguda.
Arrastró el cadáver
El imputado arrastró el cadáver a un sitio eriazo, que colinda con la casa, donde lo dejó abandonado.
El mismo día, a las 20,15 horas, la mujer decidió llamar a la PDI dando cuenta que en el patio de su casa había una persona fallecida. Era Ricardo Oyarzo, a quien ella conocía hace más de siete años porque trabajaron juntos en una pesquera.
Impactante relato
Impactante resultó conocer el relato que María Luisa Rogel, pareja del imputado, entregó a la PDI y que ayer dio a conocer la fiscal Wendoline Acuña en la audiencia de formalización.
“Me encontraba en mi dormitorio, jugando con mi nieto, cuando escuché que Ricardo discutía con César. Salí a mirar cuando vi que Ricardo tomó de sus ropas a César, como forcejeando. Éste se encontraba sentado en el sillón y de pronto observé que César sacó un cuchillo de mesa, de pequeñas dimensiones, con filo liso, y con su mano derecha le propinó varias puñaladas a Ricardo, entre su cabeza y espalda. Luego Ricardo cayó en el living y quedó tendido de espalda. Con el cuchillo en la mano César me dijo: éste me la debía. Al ver esta situación me puse nerviosa. Tomé a mi nieto y salí corriendo de la casa, por el portón del patio. Luego de unos momentos regresé y vi que el Ricardo se encontraba tendido, boca abajo, en las afueras del patio de la casa, en un sitio eriazo. Mientras César se paseaba nervioso, de un lado para otro en el patio, y me pude percatar que aún tenía el cuchillo en una de sus manos. Al acercarme a Ricardo me percaté que aún estaba con vida, pero César me pidió que no lo hiciera. Igual entré a la casa por el patio y al ingresar vi que en la cocina y en el living había mucha sangre, lo que me hizo pensar que César arrastró el cuerpo fuera de la casa. Cuando quise tomar el teléfono para llamar la ambulancia César me quitaba el teléfono y me pedía que no lo cagara, y que le diera tiempo para escaparse. Pero igual llamé al SAMU y dije que había un hombre lesionado en la parte de atrás de la casa”.
En el relato que entregó a la Policía de Investigaciones, la mujer describió que el homicida tiró agua al piso con una tetera y le pidió que limpiara la sangre. Le hizo caso y luego le solicitó ropa para cambiarse ya que las que vestía estaban manchadas con sangre. Luego se fue de la casa y que lo perdonara por lo sucedido.
De ahí llamó a la PDI dando cuenta de un hombre muerto detrás de su domicilio. Luego, a las 23,30 horas, el homicida fue detenido.
Esta persona arriesga una pena que parte en los 10 años de cárcel pudiendo llegar a cadena perpetua.