
Este hecho no sólo extiende el mito y el culto a su figura, sino que es una potente señal del Gobierno de que, pase lo que pase, el “Comandante Chávez” seguirá presente, tanto con su revolución como con su cuerpo.
Maduro, de terno negro, dijo que Chávez será preparado para embalsamarlo, “para que el pueblo pueda tenerlo por siempre en una urna de cristal”. El “Presidente encargado” anunció también que ante la multitudinaria convocatoria del velorio (más de dos millones de personas según el oficialismo), Hugo Chávez será exhibido en capilla ardiente “al menos siete días más” y que “en principio”, hoy será trasladado a otro sitio: el Cuartel de la Montaña, lugar emblemático donde el 4 de febrero de 1992 el fallecido gobernante dirigió un fallido golpe de Estado.
Este cuartel es el viejo Museo Histórico Militar, que el chavismo convirtió en el Museo de la Revolución, muy cerca del Palacio de Miraflores, al final de las escalinatas del monumento El Calvario, en pleno centro de Caracas.
Maduro dio a entender que posteriormente se darán “los pasos” para trasladarlo al lugar “que el pueblo pide”, en referencia al panteón donde reposan los restos de Simón Bolívar.
Para quienes quieran verlo en el cuartel, dijo Maduro, se dispondrá de buses y un recorrido especial del metro. “Están dispuestas todas las medidas de seguridad”, dijo. Poco antes, el Gobierno había señalado que era imposible que todas las personas que han copado la Academia Militar pudiesen pasar por delante de Chávez.