En su casa, de calle 18 de Septiembre 2329, Población Eusebio Lillo, vive con su esposo y un nieto. Para ella los desplazamientos se tornan en un verdadero suplicio. Apoyada en dos bastones logra avanzar, lentamente, y con mucha dificultad.
“El problema mayor son mis piernas. Tengo úlcera varicosa y otras enfermedades asociadas y ahora lo que más me preocupa es que se me reventó la otra pierna así que estoy muy embromada, y ayuda tengo muy poca”.
Ayer fue al Centro de Salud Familiar 18 de Septiembre. No aguantaba más el dolor y le hicieron curaciones en ambas piernas. “No hay solución para mi enfermedad y por eso decidí llamarlos a ustedes, porque siempre estoy con El Pingüino”, señala María Díaz.
Según ella, “en el hospital clínico me dijeron que lo mío no tenía remedio y nada más. Y no tengo tanta edad, como para pensar en que no puedan hacer algo por mí”.
Sostiene que siempre ha sido gordita, pero que ahora pesa mucho más. “Por eso, qué daría para que me operaran, para poder bajar de peso y así ver qué solución pudieran tener mis piernas porque ya no puedo caminar. Antes andaba con un bastón, ahora uso dos”.
Necesita zapatos especiales. Los que tiene apenas le llegan y están todos rotos. Por su contextura y problema en los pies un zapatero se los confeccionó hace 15 años.
Realmente es un problema para ella salir de la casa. Y no solamente eso, también moverse al interior de su vivienda y cumplir con los quehaceres y labores propias de un hogar. “Las heridas son adelante y atrás”, dice mostrando sus piernas. “Por eso le pido a los médicos que me ayuden a mejorar esto. No tengo los medios para ir a un médico particular porque vivo de una pensión de 80 mil pesos”.
Ella señala que en algún momento le diagnosticaron “elefantiasis”, que es un síndrome caracterizado por el aumento enorme de algunas partes del cuerpo, especialmente de las extremidades inferiores.