
La implementación del proyecto implica trabajar con más de 350 especies a nivel país, lo que significa un gran desafío a la hora del cuidado de dichas variedades. Destacan principalmente las nativas, con el objetivo de promover y fortalecer su desarrollo, pero también fueron consideradas especies exóticas y frutales, como el liquidámbar, naranjos y limones.
Uno de los aspectos a resaltar de este Programa es el alto impacto social que ha generado en todo Chile, al aumentar las áreas verdes y coberturas arbóreas en parques, plazas, vías de circulación, bandejones centrales y otros, así como también la recuperación de áreas desprovistas de vegetación. En este sentido, destacan casos como la ciudad de Pozo Almonte (Región de Tarapacá), el apoyo a las personas afectadas por los incendios forestales (Región del Biobío), la generación de la barrera para contener tsunamis en Puerto Saavedra (Región de La Araucanía), la arborización en el Cerro Chena (Región Metropolitana) y la mitigación de cenizas volcánicas en la localidad de Chaitén (Región de Los Lagos), entre otros.
Cabe destacar que los árboles entregados a la comunidad tienen directa relación con las necesidades de cada región y sus requerimientos climáticos, pues esta es la única manera de que prosperen y sobrevivan.