
Manuel Araya, el hombre que fue chofer de Pablo Neruda, está convencido de que tras la muerte del poeta hay algo mucho más oscuro que un cáncer.
Gracias a su insistencia, y gestiones judiciales del PC, el lunes pasado se realizó la exhumación de los restos del poeta, que están siendo sometidos a análisis para determinar si pudo haber sido envenenado.
Y ahora, desde el puerto de San Antonio, donde reside, Araya afirma que ha recibido nuevos antecedentes sobre el caso.
“Hay ocho personas que fueron despedidas de la Clínica Santa María luego del fallecimiento de Neruda el 23 de septiembre. Entre ellos hay tres enfermeras, que ya han declarado ante la justicia que hubo gente en la pieza que no tenía por qué estar allá. Y hay otros ex funcionarios que se han acercado con más antecedentes”.
Recalca: “No hay ficha de la hospitalización, ni registro oficial de quienes lo atendieron, pero esas ocho personas -enfermeras, auxiliares y encargadas de aseo- vieron lo que pasó el 23 de septiembre en esa pieza y ahora están hablando”.
Rodolfo Reyes, abogado y sobrino de Pablo Neruda, señaló que prefiere no ahondar en el tema, pero si reconoció que “hay algunas personas que quieren conversar conmigo esta semana. Tienen datos y yo creo que hay algo”.
En tanto el abogado Eduardo Contreras confirmó a “La Segunda” que en los próximos días llegará a Chile un testigo que afirma que el 22 de septiembre Neruda estaba en buen estado de salud. “Es una persona de origen europeo, y conversó con el poeta ese día, lo que demuestra que no estaba moribundo”. También afirmó que los querellantes están preocupados porque hasta el momento no se ha realizado una prueba de ADN a los restos del poeta. “No tenemos certeza de que corresponden efectivamente a sus huesos y eso es lo primero que hay que determinar”, indicó.