El arte de la buena mesa patagónica

General
13/04/2013 a las 11:29
Ya sea en la arquitectura o en algún fino manjar, el bosque antiguo de lenga, la mata robusta de calafate, y la fuerza telúrica de los primeros habitantes de la zona están presentes en el restaurante-pub Jekus que en lengua yagán significa: “Flecha de piedra”. Ubicado en calle O´Higgins 1021, a pocos metros del Estrecho del Magallanes.
De entrada, sorprende el largo bar del primer piso, completamente tallado, donde cobran vida corceles, las figuras de los extintos selknam o el de una joven yagán que habitó en las riberas subantárticas del principio del mundo. Mientras las paredes van contando en imágenes la vida y evolución de Punta Arenas.
“La expresión principal es la madera noble de lenga, elegida, secada y tallada por el famoso artesano porvenireño, Richard Yasick. Tardamos más de un año en construir y crear los espacios que rescatan la historia de Magallanes, y todo lo hemos asociado a la gastronomía de la Patagonia, por eso la parrillada, el cordero, los ostiones y el calafate son parte de nuestro menú obligado”, explica Jaime Jelincic, dueño del Jekus.
En cinco años han logrado crear un estilo que mantiene las materias primas de la zona e incorpora, con elegancia, toques de la gastronomía internacional. Es uno de los pocos restaurantes en que el chef recibe asesoría profesional a la hora de la innovación. Cada plato pasa un riguroso examen de degustación, antes de quedar en la mesa del cliente.
Recomendable es disfrutar de una parrillada clásica, para dos personas pero donde tres comen fácilmente. Llega a la mesa en un recipiente metálico que sostiene en el fondo carbón volcánico encendido. De ahí que siempre permanezca iluminado el dorado quebradizo de distintos trozos de carnes, vestidos con verduras, y papas que asemejan peñascos que quedan desintegrados al leve roce de la boca.
La entrada puede ser un piso gigante de centolla pelada, flotando en lechuga regional y el postre: un mousse de calafate decorado como si fuera una obra de arte impresionista capaz de consentir y mimar al paladar hasta los límites del encantamiento o el tiramisú romano.
El segundo piso mantiene la ornamentación de lenga y funciona como pub y karaoke. Jueves, viernes y sábado, el karaoke despierta las frías noches de Punta Arenas. Los tragos son preparados por el barman, Duber Banguero, mientras la cocina queda en manos del chef Jhon Moll y sus asistentes.
Al salir del restaurante pub Jekus queda demostrada la tesis: los platos engordan la vista y agudizan los sentidos en un arcoíris fascinante de sabores.

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