Gloria Oyarzo Baker tiene más de 600 llaveros, ninguno repetido. Gloria Oyarzo Baker es aficionada a los llaveros. Poco a poco fueron llegando por caminos distintos: regalo de amigos, o el souvenir obligado de sus propios viajes por el mundo. Cada uno encierra parte de la historia.
Los conserva uno al lado del otro. Hay de todo tipo y forma. Algunos reflejan momentos difíciles como el Plebiscito del Sí y el No; otros vinculados a deportes, ciudades, vehículos, empresas, eventos, como la Cumbre de las Américas...
En una pared de un metro veinte de alto por dos metros treinta de largo tiene más de 600, ninguno repetido. La tarea meticulosa de organizar y ordenar las distancias de cada llavero recayó en su marido que la apoya en su gusto de coleccionista.
Son llaveros y más llaveros contando la historia de viajes, empresas... Porque un llavero es la larga síntesis de los sueños del márketing expresados en el pequeño artefacto.
Y para Oyarzo la historia comenzó cuando era funcionaria ejecutiva de la Ferretería El Águila. Los tenía todos ordenados en una pared. Nunca le molestó mostrar su colección a los curiosos. “Todos querían entrar a mi oficina y conocer mis llaveros. Verlos es como viajar por el mundo”, confiesa.
Su jefe de entonces sabía que un buen regalo siempre sería un llavero… y también sus amigos: “la lista es larga, fueron tantos regalos...”, dice que con mencionar a alguno podría pecar en el error de olvidar.
Oyarzo asegura que pronto podría asumir la tarea de ordenar otras colecciones que tiene archivadas en varios rincones de su casa.
“Colecciono también sacapuntas de fierro. Me apasiona, una colección lleva a otra”, sentencia. También tiene de lápices.
De momento, vive la disyuntiva de donar o vender su colección de llaveros. Sugerencias las recibe en: [email protected].