Preservando el sonido de la historia

General
11/05/2013 a las 10:19
El equipo más antiguo que tiene es del año 1932, una RCA Víctor, verdadera joya que causó asombro en la muestra. “Antes las cosas se hacían para siempre, había que cuidarlas y repararlas si fallaban, hoy todo es desechable”, sentencia Jorge Bencich Witt, técnico en electricidad industrial. Sus palabras no son antojadizas, están avaladas por más de 250 radios antiguas que conserva intactas, en su mayoría. Todas las mostró en la feria de coleccionistas organizada por el Liceo San José. Las hizo sonar y a más de alguien logró emocionar, bajo el leve vaivén de los discos de acetato (para vitrola), de los cuales tiene más de 4 mil y cerca de tres mil de vinilo.
“Busco rescatar el patrimonio de una parte de la historia. Tengo radios de familias antiguas de la ciudad, muchas trabajaban muy duro para tener estos artefactos que en los años cincuenta eran caros y modernos, y yo estoy tratando de preservarlos… Mis radios funcionan y guardan el paso del tiempo”, dice orgulloso.
La mayoría está en buen estado, otras a la espera de ser arregladas. La radio más antigua que tiene es del año 1932, una RCA Víctor, verdadera joya que causó asombro en la muestra. “Antes un equipo era muy simple, sólo una perilla para encender y apagar. Esa era toda la ciencia. Una vez vi una con control remoto. Era un cable largo y permitía cambiar dial, aumentar y bajar volumen, en esa época no existía el control inalámbrico”, explica.
Bencich habla fuerte en tiempos que gobierna lo
desechable… Y la historia de la radiofonía es larga. Primero fue la palabra y avanzó por las edades hasta que el hombre fue capaz de atraparla y transmitirla a varios miles de kilómetros de distancia, entonces llegó la radio hasta el hogar y por décadas el teatro y la música en vivo animaron la imaginación. Fueron miles de historias que nacían en cajas, muchas simulando gigantes muebles, llenos de glamour. Y el sonido latía gracias a la fuerza de decenas de tubos y cables que avanzaban como arterias.
“Las radios eran a tubo… Tengo una Phillips en la cocina de los años 60, todavía funciona… raras veces ha fallado”, dice. Otras son regalo de personas. Aprendió arreglando equipos bajo la tutela de antiguos técnicos. Ahí quedó atrapado a los tubos y al suspiro del metal que resuena y da fuerza a la imaginación. Desde entonces no ha descansado, radio que pasa por sus manos, la intenta arreglar.
“Las radios eran de madera o baquelita en su parte externa… Eran verdaderos muebles que reflejaban la realidad de una época, joyas de diseño en muchos casos, había de formas de catedrales, y siempre cada modelo nuevo intentaba innovar. Ahora en cambio todo es plástico”, lamenta.
Durante la feria, la pregunta más recurrente de los asistentes fue: “¿Dónde guarda tantas radios?”.
“15 las tengo distribuidas en la casa, otras en un estante del taller y el resto en una bodega”, explicó durante los dos días de feria Jorge.

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