Un imán poderoso siempre lo trae a Magallanes… Tanto, que aprendió el noble juego de cartas donde hombres se guiñen el ojo y gana el más mentiroso. “Mientras más al sur de Santiago se avanza, la gente es más cariñosa y el afecto aumenta a medida que avanzan los kilómetros… Por eso, en Magallanes que es más lejos, hay un cariño que es mayor, hay un imán fuerte que siempre me atrae”, confiesa el cantante Douglas, en el programa El Estelar, y las revelaciones son a Francisco Guerrero. Ambos se conocen casi una década y la entrevista termina siendo una conversación de amigos, donde hacen cómplices a los telespectadores, que se llevan más de una sorpresa, como por ejemplo que el cantante aprendió a preparar el asado a la usanza argentina, para agradar a su suegro.
Douglas sorprende por su sencillez… Nunca lo mató la fama, menos el dinero… Pasó de ser un esforzado analista de sistema a una estrella. Pero para lograrlo luchó contra los fantasmas de la timidez: “Mis primeros conciertos eran en la intimidad de la familia, con primos, ahí cantábamos… Mis padres también cantaban muy bien”, va tejiendo de a poco el rompecabezas. Y es que nunca buscó la fama: “Siempre cuando uno parte esta carrera, lo hace con sueños… Yo no pensaba en ser famoso, tampoco en tener dinero… Yo me veía parado en el Festival de Viña, con unas 15 mil personas cantando y coreando mis canciones, ese era el sueño…”, recuerda. Y la producción coloca imágenes del Festival. Ya ha estado tres veces, la primera el 2000, el año que Canal 13 tomó la producción y Gonzalo Beltrán tenía la dirección.
“La pasé muy bien en el Festival, creo que hoy me daría más miedo ir que en esa época”, dice Douglas, con 15 años de carrera. Una meteórica: El año 1998, ya tenía el primer disco que fue una verdadera explosión de éxito en radios, visita a regiones, a los 6 meses su voz sonaba en Latinoamérica… En argentina conoció a su mujer en un programa y se casó: “Siento que mi capital como artista es el cariño del público. Siempre estoy comenzando algo nuevo, uno acumula experiencia y eso lo transforma en un motor para seguir haciendo cosas…”, sentencia.
La llamada de su padre lo emociona. Se dicen cosas. Se agradecen. Hay una admiración mútua.
Luego sorprende Ana Sol... Y el cariño aflora en el estudio.
-Tu familia es de mucho esfuerzo, ¿te sientes un privilegiado? -pregunta Guerrero.
“Quiero que mis hijas se hagan respetar y lo cuido, en cosas tan simples como el vocabulario, si yo hablo fuerte insulto, ellas pueden pensar que cualquiera después lo puede hacer, yo quiero que en el rumbo de su vida aprendan a valorarse, ese es el mayor regalo que me dio mi papá y quiero legarselos a ellas. Uno es dueño de su destino y no hay limitantes económicas, ese el mejor regalo”, afirma Douglas.
Construir un ambiente familiar sólido es una de las tareas que más preocupa al cantante, incluso ya piensa enseñarle jugar truco a sus hijas: “Nos llena harto la familia, estar juntos... así que les voy a enseñar truco”, sentencia.