Un iraquí enamorado de Punta Arenas

General
08/06/2013 a las 11:31
Ahmed Shalash, hace cinco años está en Chile y apenas tres meses en Punta Arenas. En corto tiempo ya tiene un hijo y una esposa y desde el 1 de junio trabaja en lo que mejor sabe hacer: “Chef de comida árabe”. Recorrió más de 14 mil kilómetros desde Bagdad hasta Santiago, tras el sueño de la paz: “Quería un lugar tranquilo y un amigo me invitó. No lo pensé dos veces y aquí estoy”, dice Ahmed Shalash en un espinoso español.
De Chile no sabía nada, sólo que había paz, concepto lejano y esquivo cuando se nace en Irak, un país en el que varios años después de haber sido invadido por Estados Unidos, sigue reinando el caos y el terror en casi todo el territorio.
Según el organismo Farles States, Irak es el noveno país más inestable del planeta. Y Ahmed Shalash vuelve a repetir: “Chile es tranquilo, con gente muy cariñosa”, las palabras tienen un tono a cuento de las Mil y Una noches.
“En Santiago puedo hablar árabe, pero acá no”, explica para justificar su difícil español. Y es que en Patronato y Estación Central, tiene varios paisanos que hablan su idioma: “Claro que ahora en Patronato hay más coreanos”, dice y una simpática risa lo rodea, mientras exhibe un delicioso “Shawarma”, uno de los platos más tradicionales de medio oriente.
¿Y cómo llegó a Punta Arenas?
“No había trabajo y me vine no más… Y Punta Arenas es mucho más seguro y tranquilo que Santiago, estoy muy feliz…”, explica y los ojos le brillan.
Todos los días está conectado a internet con su mujer, Alicia, que vive en Santiago, con su hijo. Quiere que vengan a fin de año, cuando salga de clases el pequeño. Mientras tanto se esfuerza por entusiasmar a los magallánicos con las delicias de oriente y así juntar dinero y poder darle una mejor vida a su familia.
“En Irak los hombres pueden tener hasta tres mujeres”, cuenta para graficar que viene de una cultura muy distinta: “Pero eso sólo lo pueden hacer las personas con mucho dinero”, explica y levanta las manos y “Ahmed Shalash no lo tiene, sólo el talento en la cocina y una voluntad de trabajo infinita”, dice. Y la administradora del local Salim, Oldenys Arévalo, mueve la cabeza de arriba hacia abajo, refrendando la opinión del paisano.

En Irak está una de las comunidades cristianas más antiguas del mundo, tanto que incluso en la liturgia siguen usando el arameo, la lengua de Jesús. Y en las últimas décadas ha sido una de las sociedades más perseguidas. Hoy, no es fácil saber cuántos cristianos han abandonado el país. Ahmed Shalash es uno de ellos.
Hace cinco años está en Chile y apenas tres meses en Punta Arenas. En corto tiempo ya tiene un hijo y una esposa y desde el 1 de junio trabaja en lo que mejor sabe hacer: “Chef de comida árabe”. Cada plato que prepara, Ahmed Shalash, recoge las esencias y los secretos de una cultura milenaria. No por casualidad la historia de occidente nace en Mesopotamia, lugar donde actualmente se ubica Irak.
Trabaja solo en la cocina. Trae especies exóticas de Santiago: “Sólo un local las tiene”, precisa, y se encierra a trabajar.
“Todo es un secreto para Ahmed Shalash, no quiere revelar las recetas, y realmente los platos que prepara son exquisitos”, cuenta Oldenys Arévalo, administradora del nuevo restaurante de comida árabe.
Se conocieron de casualidad, justo cuando el hermano de la administradora tenía la idea de poner un negocio de comida rápida y de paso. Entonces Ahmed Shalash los entusiasmó, les dio a probar distintos platos y se preocupó de los detalles más ínfimos.
El restaurante se llama Salim, en reconocimiento al padre de Ahmed: “Es un homenaje, pero él nunca supo dónde estaba Chile, menos Punta Arenas”, explica el árabe.
El pequeño restaurante, ubicado en Maipú con Armando Sanhueza, abrió sus puertas el 1 de junio. El menú principal es la comida árabe, pero también innovan con platos mexicanos y chilenos, como un reponedor consomé que vale sólo $ 500 pesos y que se sirve de jueves a sábado hasta las cinco de la mañana.
En general, la cocina tradicional iraquí está formada por los dolmas, verduras rellenas de arroz, carne y especias; los tikkas, brochetas de cordero a la parrilla; los quozis, brochetas de cordero rellenas y los masgoufs, pescado del Tigris.
“El cordero de acá no tiene el mismo sabor. Por ahora preparo platos de Shawarma de res y pollo y sándwich de lo mismo, también el conocido kebab. La idea es que con el tiempo preparemos otras comidas, cuando la gente conozca más los sabores árabes. Están todos invitados, los vamos a atender como reyes persas”, dice Ahmed.
El territorio de Irak abarca la cadena montañosa de Zagros, en su parte oriental el desierto de Siria, mientras que la norte el desierto de Arabia… Fundado entre los históricos ríos Tigris y Éufrates, se identifica como la “cuna de la civilización” y el lugar de nacimiento de la escritura. Durante su historia, Irak ha sido el centro de los imperios sumerio, acadio, asirio, babilónico y abasida, y parte del aqueménida, macedonio, parto, sasánida, omeya, mongol, otomano, y británico…
De toda esa cultura Ahmed está orgulloso. Es un tipo que no disimula sus ganas de vivir y la nueva oportunidad de crecer y forjar un futuro en un escenario de paz.

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