Se declara encandilada con Magallanes, y sus fotografías son el reflejo de la conciencia por el respeto a la naturaleza. Cae copiosa la nieve y el ovejero avanza a paso lento, seguido por un piño de ovejas. Cada silbido del hombre orienta a los perros: Saltan, suben, bajan y estos con sus ladridos guían a los ovinos. La cordillera Darwin corta el cielo y la pampa inmensa en la mañana es una hoguera calcinante de frío…
La imagen más que ser una postal, es una realidad cotidiana en Timaukel y asoma en los ventanales de la escuela rural. Durante dos años Silvana Díaz Rodríguez la miró de reojo y nunca dejó de sorprenderse del “sacrificio de sus apoderados”.
“Pocos saben del esfuerzo y sacrificio que hacen los profesores y apoderados para equilibrar las oportunidades de nuestros estudiantes con los de la ciudad”, explica Díaz.
Silvana Díaz nació en Valparaíso. En la enseñanza básica pasó por la escuela de Puerto Harris, en Isla Dawson; más tarde egresó de la enseñanza media en Puerto Williams, y una vez titulada de profesora no lo pensó dos veces y eligió iniciar su carrera en el principio. Pese al encandilamiento que producen las bellezas naturales de la zona, critica el abandono de las escuelas rurales a lo largo de Chile.
“Se habla profundamente de la igualdad de oportunidades y sobre todo de conectividad, pero contrasta enormemente, con la realidad de muchos profesores que día a día, luchan contra el clima o irónicamente con la poca conectividad para poder realizar sus clases”, explica Silvana Macarena Díaz Rodríguez, de 34 años. quien así y todo, sabe que el día hay que comenzarlo con optimismo.
Actualmente trabaja en el Liceo de Puerto Williams, con niños del segundo ciclo, en la asignatura de lenguaje y accedió a responder algunas preguntas a Finde.
¿Por qué llegó a la Patagonia a ejercer como docente?
Pasé algunos años de mi niñez y adolescencia en estas tierras frías y lejanas, y sin duda, han sido uno de mis mejores recuerdos. Necesitaba volver a sentir el aire helado que se respira en cada amanecer y la impresionante belleza que tiene su paisaje.
Al principio, tuve la oportunidad de trabajar en Tierra del Fuego, en la comuna de Timaukel, en una pequeña escuela rural de sala multigrado, pero de grandes enseñanzas.
Ahora me encuentro trabajando en el liceo de Puerto Williams, con niños del segundo ciclo, en la asignatura de lenguaje.
¿Y cómo fue la experiencia de trabajar en Timaukel?
Las expectativas que tenía al llegar a Cameron de Tierra del Fuego, se superaron ampliamente, poder tener la oportunidad de conocer el mundo rural, muchas veces desconocido, ya que la labor que tienen los profesores rurales es abnegada y digna de admirar. Fue una gran experiencia poder compartir con mis colegas y alumnos de ese pequeño rincón del mundo, que para muchas personas, aun siendo de Magallanes, sigue siendo desconocido.
Una de las cosas más extraordinarias que me tocó ver, es el sacrificio de mis apoderados, ya que muchos de ellos eran ovejeros, más de alguna vez, en las mañanas de nevazón, detrás de los ventanales de mi sala los podía ver pasar junto a sus perros, arriando un piño de ovejas.
Pero tenía la fortuna en las tardes de primavera, al salir de la escuela, con mis compañeros de labores, ir a caminar al pequeño río que corría junto a la estancia Cameron, aprovechaba la oportunidad de sacar fotografías, una de mis aficiones preferidas.
¿Cuáles piensas son las ventajas y desventajas de la educación rural?
Entre las ventajas de la educación rural, está el vínculo que alcanzas a crear con tus alumnos, fortalecer y desarrollar sus habilidades de manera personal, ya que al compartir tiempo completo con tus niños, logras conocer sus sueños y temores.
También como profesor, debes abarcar todas las áreas de aprendizajes, por lo que tu desempeño debe ser mucho más minucioso y completo. Por ende te esfuerzas más, porque sabes que tus niños deben tener las mismas oportunidades que una escuela de ciudad.
Las desventajas sin duda, son las que están ligadas a lo técnico – pedagógico, porque en incontables veces, se siente el abandono de estas escuelitas, que son muchas a lo largo de chile. Se habla profundamente de la igual de oportunidades y sobre todo de conectividad, pero contrasta enormemente, con la realidad de muchos profesores que día a día, luchan contra el clima o irónicamente con la poca conectividad para poder realizar sus clases, falta material para escuelas multigrados, faltan orientación en el trabajo rural, ya que todo lo que hoy existe en cuanto a educación, abarca las necesidades de los niños de ciudad que no son las mismas, que la de un niño que vive en la ruralidad.
¿Y cuánto pesa la vocación?
Me considero una profesora que estudió pedagogía por vocación, me levanto cada mañana con el ánimo y la energía, para crear en mis niños la convicción de creer en ellos y que el mundo que los espera allá afuera, puede ser cambiado si tan sólo se lo proponen. No soy partidaria de perder minutos de la vida sentados frente a un televisor, la motivación de leer se ha perdido a raíz del poco equilibrio que le damos a otras actividades. Leer un libro, abre la imaginación y amplía nuestro vocabulario, pero sin embargo, preferimos perdernos en el internet y los programas sin contenidos que nos aporten.
¿Y la importancia de trabajar hoy en Williams???
La realidad de una escuela rural a una ciudad es muy diferente, pero trabajar en la ciudad más austral del mundo, tiene un mayor significado, porque el levantarte cada mañana con el hermoso paisaje que te rodea no tiene precio alguno. Mis clases en el liceo más austral, han completado mis expectativas, me he sentido muy cómoda entre mis alumnos y alumnas. Con toda la energía y disposición de aportar con un granito de arena, a pesar de que estos niños y niñas están lejos, son muy entusiastas y alegres.
¿Por eso volviste a Williams??
Volver a Puerto Williams, en especial volver al liceo que me acogió y del cual me licencié de cuarto medio, fue un sueño muy esperado. Le tengo un especial cariño a este lugar, que cobijó mis primeros sueños de adolescente. Tener la fortuna de estar en un lugar rodeado de belleza natural, respirar el olor a leña quemándose al fuego de una combustión lenta, y ver ahora, desde al frente, Tierra del Fuego, es una clara señal que los sueños sí se pueden hacer realidad.
Sin duda, la nostalgia y la soledad de estos parajes australes me han llevado a comprender que la simpleza de las cosas está en los detalles de la vida, el calor de una buena conversación junto al fuego acompañado de un rico mate, jamás lo encontraría en otro lugar.