La idea comenzó en Porvenir como juego de niñas: Compraban y vendían prendas imaginarias. Las décadas fraguaron la iniciativa, y hoy día, las hermanas, junto a su familia, se decidieron a desarrollar uno de los negocios más vanguardistas de la ciudad: Andrea Cueros. Cuero puro, algunos embellecidos con estampas; otros, pintados, desafiando el conservadurismo magallánico. Cada pieza es única. Y en cada rincón de la pequeña tienda, ubicada en Avenida España 01358 Local 7 (al lado del Unimarc), asoman carteras, zapatillas, botas… La novedosa propuesta busca saciar la curiosidad femenina y romper la timidez del gusto, a través de una apuesta innovadora: Andrea Cueros.
El negocio se gestó en la infancia de Lorena y Katherine Gálvez, en la ciudad de Porvenir. Las hermanas jugaban: Vendían y compraban. “Nuestra entretención era la actividad comercial, cuando jugábamos, sacábamos todo lo que había en la despensa y armábamos un negocio, colocábamos las silla del mesón, y mi papá que tenía una sumadora grande con rollo y con esa sacábamos las cuentas, las peleas eran grandes cuando queríamos cambiar de puesto, yo era más chica por lo tanto siempre tenía que comprar, mientras mi hermana mayor era la que vendía. Hasta que llegaba mi mamá y nos hacía rotar, un rato a cada una”, recuerda Katherine.
El juego duró mucho tiempo, y se sumaron más amigos del barrio. Luego nació Andrea, quien fallece a temprana edad. Hoy día tendría 35 años. “A principios de año en una reunión familiar, afloró el sueño del negocio, y nos pusimos de acuerdo al instante, tal vez igual que un juego, ya que era el interés que teníamos dormido desde niñas”, explica Katherine.
Decidieron crear Andrea Cueros, en homenaje a su hermana que murió a temprana edad.
En el mes de enero viajaron a Buenos Aires, recorrieron fábricas y siguieron jugando, esta vez de verdad. Cada producto es único y hoy diseñan sus propios modelos que luego realizan expertos argentinos y chilenos.
El negocio es atendido por toda la familia y en poco tiempo que lleva funcionando se ha transformado en un pequeño lucero que ilumina las tendencias del cuero en Magallanes.