También establece requisitos mucho más exigentes para la infraestructura, el equipamiento y mobiliario y establece la dotación necesaria para un buen funcionamiento, agregó Muñoz.
Respecto de los dueños o sostenedores, ninguno de ellos debe haber traficado estupefacientes en forma ilícita o cometer el delito de pedofilia.
Coincidiendo lo señalado por la ministra de Educación, Carolina Schmidt, el seremi Muñoz dijo que con las actuales normas “es más fácil instalar un jardín infantil que una botillería”.
No obstante, reconoció el aporte de esos establecimientos a la educación preescolar, existen o han existido algunos en que los niños y niñas que concurren o concurrían a ellos se encontraban en riesgo casi permanente.
Finalmente, se mostró confiado en que el proyecto seguirá sin problemas su trámite legislativo para seguir favoreciendo a los preescolares y a aquellas personas o instituciones que instalen jardines infantiles o salas cuna.