El ex pastor metodista, Benjamín Rodríguez, está abocado a fortalecer comités de ayuda humanitaria que se adelanten a las catástrofes, y no repetir las historias ocurridas durante el terremoto de 2010 o el aluvión del Río Las Minas. Benjamín Rodríguez en su tiempo de pastor metodista, trabajó duro por abrir una ventana de dignidad a las víctimas de la dictadura, en el comité de base de Derechos Humanos. Más tarde, se las jugó en la creación del Centro de Salud Mental y Derechos Humanos que atendió a muchos de los detenidos y torturados en Isla Dawson y otros recintos militares. Es que en la década de los ochenta ningún esfuerzo sobraba y cada acto era un riesgo donde se podía ir la vida. Fue así que también participó en radio Divina, junto a Nelso Reyes (Chito) primero; y Presidente Ibáñez, más tarde, con programación que intentaba crear conciencia de la anormalidad que vivía Chile y dar las bases de una educación cívica olvidada. Hoy, el ex pastor está abocado a fortalecer comités de ayuda humanitaria que se adelanten a las catástrofes, como el terremoto de 2010 o el aluvión del Río Las Minas. Saber qué hacer es la clave, sentencia y al instante tajante asegura: “Siempre actuamos de manera proactiva, cuando ya ocurrió la tragedia y no lo hacemos bien, nadie sabe qué hacer, por eso, nosotros estamos capacitando para la emergencia, con estándares internacionales, creemos que las víctimas tienen derechos y el Estado, deberes, todos instaurados en las cartas de los Derechos Universales”. Quienes lo conocen saben que Benjamín es un hombre incansable, lleno de tareas, algunas pendientes como escribir un libro de los aprendizajes y las experiencias que compartió con el kawesqar, Alberto Achacaz, pero esa es historia de un futuro capítulo.
¿Le tocaron momentos difíciles en su apostolado, primero en Puerto Natales (año 1982), y luego Punta Arenas (1989)? ¿Cuál era el motor en esos tiempos que incluso lo llevo a muchos a arriesgar la vida?
“Siempre la tarea es unir la fe con un compromiso social hacia la sociedad… En Natales trabajé primero un proyecto de comedor, luego huertos familiares, después hicimos una cooperativa de pescadores… Y formamos un comité base de Derechos Humanos, imagínate que los años 84 y 85 no era fácil, considerando que el gobernador era el comandante del regimiento. Fueron años duros, recibimos amenazas, amedrentamientos… Incluso a mi casa llegó una bomba simulada.
Y el año 89 me vine a Punta Arenas… Trabajamos en el Comando del NO, haciendo educación cívica… Igual había agresiones y llamadas telefónicas ofensivas, pero era parte del riesgo que había que correr en tiempos que se exigía de nosotros un compromiso, yo diría que éticamente ineludible para quienes teníamos cierta formación y espacios. Recuerdo que una de las primeras cosas que hicimos fue crear un comedor universitario los sábados y domingos, cuando los jóvenes del internado no tenían alimentación. Empezamos en el salón de la iglesia, venían entre 50 y 60 jóvenes a almorzar. También formamos el Centro de Salud Mental y Derechos Humanos, me acuerdo que entre los profesionales estaba el sicólogo Mauro Barrientos y la asistente social, Gladys Vivar. Y a diario, teníamos un programa radial de educación cívica y Derechos Humanos, y sacamos el periódico Pueblo en Marcha del cual alcanzamos a salir dos números, justo en el momento en que ganó el NO. Fue un trabajo bastante intenso”.
En la actualidad, Benjamín continúa vinculado a radios comunitarias y está implementando una agencia de noticias evangélicas, con una visión más progresista de la sociedad y del mundo. Estamos en un mundo que cambió. Hay cosas que gatillan la vida de las personas y la tocan, y frente a eso la gente se mueve y reacciona… es la vida que busca las rendijas para expresarse y cuando no la tiene simplemente derriba las barreras para poder hacerse público”, explica.
¿Y cómo nace el movimiento para adelantarse a las catástrofes?
“El obispo me dice que haga un proyecto para pedir ayuda en la emergencia de Tocopilla, el año 2009… Hice el proyecto, se envió a EE.UU. y llegó la ayuda, pero nos dimos cuenta de que no era suficiente, que no estábamos preparados. No se sabía qué hacer. Por ejemplo, en EE.UU. antes del desastre, las instituciones saben lo que van a hacer, se especializan en responder… No esperan a que pase algo y se preguntan ¡huy qué podemos hacer! Ellos están preparados desde antes… Tienen elegida su especialidad. Y en segundo lugar tienen voluntarios capacitados… en octubre de 2009 tuvimos una capacitación de cuatro días ahí partió EMAH. Vino el terremoto y ya teníamos gente capacitada… Hoy tenemos 400 personas preparadas de Arica a Punta Arenas”.
Desde el mes de abril del año 2009 personas de la Iglesia Metodista de Chile iniciaron un proceso de búsqueda de nuevas respuestas frente a situaciones de emergencias y desastres. En particular referencia a lo acaecido en Tocopilla el año anterior y la eficacia, pertinencia y enfoques de las respuestas. Se tomó contacto con Umcor, Comité de Socorro de la Iglesia Metodista Unida de Estados Unidos (Sigla en Inglés), recibiendo orientación tanto en la óptica del trabajo como en la logística y sobre todo en la idea de iniciar un proceso de capacitación y acompañamiento técnico por parte de Umcor durante el año 2009, esto incluyó correspondencias, visitas de Umcor a Chile, capacitaciones (octubre de 2009, agosto de 2010 y agosto de 2011) y un convenio de cooperación. Así en enero del año 2011 se conforma la Fundación Social de la Iglesia Metodista de Chile Equipo Metodista de Ayuda Humanitaria (EMAH Chile).
¿Entonces, qué es lo primero que hay que hacer en un desastre?
“En un desastre o emergencia lo primero es contar con buena información. Nosotros nos preparamos para hacer una evaluación, a través de la ficha EDAN, Evaluación de Daños y Necesidades. El instrumento es de uso internacional y lo aplica la Cruz Roja en todo el mundo, Médicos sin Frontera… Porque toda la ayuda internacional opera bajo la lógica del EDAN. Sólo con una buena información podemos entregar ayuda oportuna. Hoy día, en Chile, hay gente que entrega ayuda sin saber qué le pasa a la gente, por eso, algunos reciben asistencia 2 ó 3 veces, mientras hay otros a los que no les llega nada. También hay muchas personas que reciben lo que no necesitan, entonces hay que ser eficiente en la ayuda. Lo primero es agua, alimento y abrigo, de acuerdo a los tratados internacionales. Pero también nosotros hacemos apoyo psicosocial basado en la comunidad. Eso implica que la gente tiene que ser apoyada para reconstruir lazos comunitarios. Hay que reconstruir una red social. Y finalmente hacemos apoyo espiritual en emergencia, basado en nuestras experiencias en cárceles y otros centros públicos en que la gente tiene que ser asistida más allá de su opción particular de fe. En eso nos especializamos y capacitamos en EMAH. Pero al mismo tiempo trabajamos en red, existe en Chile la Red de Ayuda Humanitaria de Chile (RAHCh) que agrupa a 16 organizaciones (Cruz Roja, Guías y Scouts, Ejército de Salvación, entre otras)y redes constituidas en el mes de Diciembre del año 2011. Acá la dirige el padre Jorge Teneb”.
Benjamín Rodríguez vive hoy en Santiago. Pero extraña la región, acá nacieron sus tres hijos: “Añoran con volver en algún momento. Tenemos muy buenos recuerdos, este es otro país, es un gusto adquirido, la gente siempre llega en verano, pero hay que pasar un invienro para valorar el tiempo medianamente bueno de enero y febrero”.