
En el lugar existía la necesidad de pintar murallas y ordenar los rayados que los jóvenes suelen realizar, como parte de la necesidad de expresión y pertenencia propia de la edad. Ante esto, y como una forma de continuar con la labor propia de mantención de esta Unidad de Desintoxicación (UDD), se gestó esta tarea, la cual fue visitada por la directora regional del Servicio Nacional de la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda), Jenniffer Rojas García.
Allí tomó contacto y conversó con los pacientes acerca de sus tratamientos que son financiados por Senda, entidad que sólo para este año, dispuso de un presupuesto inicial para el programa de desintoxicación de adolescentes infractores de ley en la región, que bordea los $36 millones.
“Estos jóvenes están en pleno proceso de desintoxicación, es decir, están dando el primer paso para comenzar un tratamiento que los rehabilite y logre reinsertarlos a la sociedad, existiendo otros programas que continúan la atención en otras modalidades de intervención. Con mucho entusiasmo los hemos venido a visitar para invitarlos a seguir adelante y a felicitar al equipo de profesionales que a diario están acompañándolos en el proceso terapéutico”, destacó la directora.
Cuidado las 24 horas
La coordinadora de la Unidad de Desintoxicación del Hospital Clínico de Magallanes, Daniela Yensen, explicó que este espacio es un recinto terapéutico cerrado con cuidado las 24 horas, que busca proporcionar un proceso óptimo de desintoxicación y compensación de adolescentes -hombres y mujeres- con consumo problemático de alcohol y otras drogas, con enfermedades de salud mental y patologías siquiátricas descompensadas.
“Ellos se entusiasmaron con participar y no sólo han colaborado en pintar las piezas y espacios comunes de la UDD como el comedor, sino que también en el patio que tenemos, realizaron unos graffitis en los que han estado expresando toda su creatividad mientras dura su estadía acá para desintoxicarse”, subrayó la profesional.
La desintoxicación en esta unidad dura, en promedio, dos semanas para, una vez egresados los pacientes adolescentes, ser derivados a una siguiente etapa de rehabilitación.