Papa llega a Río de Janeiro

General
23/07/2013 a las 08:02
El avión que trasladó al Pontífice desde Roma aterrizó en medio de cánticos realizados por un grupo de niños y jóvenes que lo esperaban. En medio de una alta expectación, llegó ayer a Río de Janeiro, proveniente desde Roma el Papa Francisco, para presidir la XXVII Jornada Mundial de la Juventud que se realizará en la ciudad brasileña.
El avión que trasladaba al Pontífice aterrizó en la base aérea del aeropuerto Antonio Carlos Jobim a las 15:43 hora local (una hora menos en Chile), y cerca de 15 minutos después, se bajó de la nave para ser recibido por una comisión encabezada por la Presidenta Dilma Rousseff.
En tanto, un grupo de niños y jóvenes brasileños amenizaban la espera con cánticos alusivos a la llegada de Francisco, en lo que es su primer viaje fuera de Roma desde que asumió el Pontificado.
Tras la recepción en el aeropuerto, el Papa se dirigió a la catedral metropolitana, y luego se paseó en un papamóvil descubierto por el centro de Río.
El Papa Francisco advirtió ayer que el mundo corre el riesgo de tener una generación entera de jóvenes desempleados desde el avión que lo conducía a Brasil.
“Mi viaje tiene como objetivo estimular a los jóvenes para que se integren en el tejido social, con los ancianos”, explicó el Pontífice.
“Corremos el riesgo de tener una generación desempleada”, dijo y pidió que se evite “aislarlos”. También condenó “la cultura del rechazo a los ancianos”.
Respetando su estilo sencillo y franco, el papa jesuita saludó uno por uno a los 70 periodistas que lo acompañan en el vuelo, y reconoció que evita dar entrevistas porque le resulta “agotador”.
Durante su visita de siete días en Brasil, Francisco buscará revitalizar a la Iglesia en Latinoamérica, su mayor feudo pero donde pierde terreno desde hace tres décadas, sobre todo ante las iglesias pentecostales y el laicismo.
Francisco encontró un Brasil confrontado a un creciente descontento social y en plena transformación religiosa.
El hartazgo ante la corrupción política y la pésima calidad del transporte, la salud y la educación pública -en contraste con los millones que se gastan en estadios para el Mundial de fútbol 2014- llevó a más de un millón de brasileños, sobre todo jóvenes de clase media, a protestar en las calles en junio, en plena Copa Confederaciones.
Las protestas terminaron muchas veces en enfrentamientos violentos con la policía y con saqueos y destrozos, la última de ellas el jueves pasado en Leblon e Ipanema, dos de los barrios más ricos de Río.

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