En el último lustro, la investigación en Magallanes ha crecido sosteniblemente. La idea era que las investigaciones científicas y las políticas de desarrollo regional y nacional sintonizaran, gracias a la coordinación de los gobiernos regionales, las universidades y los Centros de Investigación local. Por eso nació el año 2000 el “Programa Regional de Investigación Científica y Tecnológica”, que busca generar capacidades, y promover la ejecución de proyectos pertinentes a las necesidades locales.
Para este último punto está el Fondo de Innovación para la Competitividad de Asignación Regional (FIC Regional), que nació como tal en 2008, cuando decidieron transferir recursos directamente a las regiones, para que ellas mismas prioricen. Desde esa fecha participan los investigadores de la Universidad de Magallanes, en una participación que ha ido creciendo.
Elizabeth Muñoz, Coordinadora de los Proyectos FIC - UMAG, afirma que estos recursos “han servido no sólo para desarrollar las líneas científicas en las cuales se investiga, sino además, la implementación educativa, que queda a disposición de los estudiantes de la universidad”.
¿Qué se investiga con el dinero de todos?
Según la Ingeniera Agrónoma, son 6 las áreas que más han postulado y, al mismo tiempo, más se han desarrollado gracias a los FIC. De partida, el Centro de Estudios de Recursos Energéticos (CERE), que ha estudiado a fondo la mayoría de las alternativas que se presentan en Magallanes, quedando en posición de poder certificar la calidad de aquellas que se implementan en la zona.
También está en área de Química y Medio Ambiente, donde gracias a la investigación de productos naturales de consumo alimenticio, pudieron comprar equipamiento para el laboratorio, que hubiera sido difícil adquirir de otra manera, y que es utilizado, regularmente, por los alumnos. Los recursos también han servido para desarrollar nuevos platos producidos con algas, abundantes, patrimoniales y nutritivas, que a su vez no sólo dan una alternativa económica a los pescadores, sino también a los restaurantes y al turismo; eso sin contar el aporte sanitario que se espera lograr con un proyecto actual, para elaborar sabrosas colaciones infantiles.
En el área hortícola también se ha producido un importante desarrollo gracias al FIC. Los proyectos beneficiados han estado dirigidos a que las distintas especies vegetales nativas, tengan presencia en la educación escolar, la conservación de sus semillas, el consumo humano, la ornamentación de nuestras ciudades, y hasta la reforestación de zonas afectadas por incendios, como el Paine, tanto por cultivo tradicional como por in vitro. Al mismo tiempo, los pequeños productores se verán beneficiados con los plantines que se producirán en el Centro Hortícola, y que les permitirá ahorrarse una parte del proceso.
Por último, está el área arqueológica, con el Centro de Estudios del Hombre Austral, que ha podido ir develando más misterios de nuestros pueblos originarios, gracias a estos recursos.
Fuente: UMAG