
Según detalló el sacerdote, “no tengo conocimiento si el Arzobispado de Santiago sabía de los abusos sexuales o de cualquier índole que yo haya cometido por la razón que yo no cometí ilícitos y así lo señalé en la causa criminal, menos aún a menores involucrados”.
Lo anterior, en respuesta a la primera de las tres preguntas ordenadas por la parte demandante referidas a si la institución religiosa tenía conocimiento de los hechos por los que fue condenado por la Santa Sede a una vida de oración y penitencia luego de acreditarse su responsabilidad en las agresiones imputadas.
“Una carta con preguntas que me envió el Arzobispado referido a los temas que se me consultan fue la oportunidad en que posiblemente (la entidad) se enteró de esta situación, pero, en todo caso, no tengo recuerdos ni idea de esas cosas”, continuó, mencionando que cumplirá -en enero- cuatro años en el convento de las Siervas de Jesús de la Caridad, en Bustamante, “solo y sometido a oración y penitencia”.
Respecto a la existencia de las denuncias presentadas por el filosofo José Andrés Murillo, el médico James Hamilton y el periodista Juan Carlos Cruz, Karadima enfatiza que se enteró “a través de un programa de televisión que se refirió al tema y del cual vi el inicio sin poder mantener mi atención en él porque me sentí muy mal”.
“Posteriormente el fiscal Armendáriz me interrogó sobre las denuncias y luego fue la ministra González”, dijo, recalcando que “no tengo recuerdos de un interrogatorio del padre Escudero”.
Por último, el ex párroco se refirió a las medidas que habría adoptado el Arzobispado de Santiago para evitar que siguiera ejerciendo sus funciones, afirmando que la institución lo “sacó” de la parroquia de El Bosque “para vivir en este convento de monjas”.
“Hago misas todos los días en la capilla de las monjas y las celebro solo”, aseguró, mencionando que no tiene claro si éstas se pueden llevar a cabo con público general “y en la práctica no he celebrado misa con publicidad”.