
En abril Diario El Pingüino dio a conocer el caso de esta persona, que trabajó más de 20 años como auxiliar en la Escuela Río Seco. Autoridades de Salud comprometieron una solución, y ahora, después de cuatro meses, logró ser intervenido, pese a opiniones médicas discrepantes que no recomendaban llevarlo a pabellón, por enfermedades asociadas del paciente.
Lo malo
Lo bueno para el paciente es que lo intervinieron. Lo malo es que lo operaron el viernes y el lunes lo dieron de alta, después de extirparle un tejido interno de gran volumen que pesó más de seis kilos. “Ando mal porque me volví a descomponer”, dijo ayer en su casa. “El lunes, durante la visita de rutina, el médico firmó el alta sin darme ningún papel o indicación de régimen y curaciones”.
Esto lo ratifica Paola Bahamonde, la hija, quien lo acompaña siempre al hospital. “El martes internaron a mi papá, el viernes lo operaron y el lunes lo enviaron a la casa y ahora la herida se le está infectando”. El miércoles lo llevó nuevamente al hospital pero no le hicieron curaciones. Les dijeron que lo lleve al consultorio de Río Seco, donde está inscrito. “Pero así como está me cuesta mucho moverlo de un lado para otro”, comentó.
Finalmente lograron que una enfermera amiga vaya hoy a la casa, a hacerle curaciones. La hija habló en el hospital con una doctora, quien le dio a entender que era obvio que debían entregarle un papel con instrucciones básicas al momento de darlo de alta. “Más encima le entregaron diclofenaco, siendo que mi papá es hipertenso. Además, había médicos que no querían operarlo porque no estaban seguros que fuera una hernia. De qué lo intervinieron no sabemos porque nadie nos dijo nada”.
La máxima aspiración de Hugo Bahamonde era ser llevado a pabellón, pero este deseo cumplido comienza a tornarse en una pesadilla.