Se recuerda que los hechos se producen cuando en distintos sectores de la ciudad aparecieron en la mañana un gran número de canes muertos y ante ello un grupo de pobladores reaccionó contra el obispo y la Iglesia. A las 18.45 horas del 13 de enero , decenas de personas irrumpieron en el templo católico y cometieron actos vandálicos, además de proferir insultos en contra del obispo.
Rompieron bancas y diversos objetos religiosos, impidiendo con ello el desarrollo del culto que correspondía a esa hora. Cuando estaba por comenzar la misa entraron jóvenes y adultos a protestar. Algunos se subieron al altar, otros tiraron la silla del obispo, rompieron los floreros y patearon la puerta de la sacristía, mientras exigían que saliera el obispo a dar razón “de la matanza de los perros”.
