
El Mandatario fue el único orador durante el acto oficial con el que el Gobierno conmemoró hoy los 40 años del derrocamiento de Salvador Allende, y que se desarrolló sin presencia de actores de la Nueva Mayoría, que hizo su propio acto más temprano en el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, liderado por Michelle Bachelet.
En su alocución el Jefe de Estado hizo una analogía entre “los momentos traumáticos” y “las heridas”, señalando que “no es bueno taparlas”, pero tampoco “hurgar permanentemente en ellas”.
“Desgraciadamente no podemos resucitar a los muertos ni recuperar a los desaparecidos para devolverlos a sus familiares. Sin embargo, podemos avanzar en justicia, verdad, reparación y reconciliación”, dijo Piñera, explicitando que esa “verdad y la justicia son necesarias para la paz y la reconciliación”.
En esa línea, “quienes tengan información relevante tienen la obligación moral de revelarla, y es labor de nuestros Tribunales seguir investigando la verdad e impartiendo la justicia”, expresó.
El Presidente insistió además en su intervención en las críticas que ya había planteado al Poder Judicial y los medios de comunicación, aunque distinguió y reconoció la labor de los abogados, jueces y periodistas que sí trabajaron por la defensa de los derechos humanos entre el 73 y el 90.
El gobernante estimó que “el golpe de Estado no fue algo súbito, sorpresivo ni intempestivo”, sino que fue “ el desenlace previsible -aunque no por ello inevitable- de una larga y penosa agonía de los valores republicanos, de un deterioro creciente de la amistad cívica entre los chilenos”, donde a partir de la década de 1960 se fue resquebrajando la convivencia democrática y “sectores de la izquierda proclamaban públicamente su desprecio por la democracia”.
“El Gobierno de la Unidad Popular reiteradamente quebrantó la legalidad y el Estado de Derecho en nuestro país”, agregó el Mandatario, que distinguió los distintos tipos de responsabilidades, penales y políticas.
Tras el golpe la responsabilidad política “también alcanza a quienes ejercieron altos cargos en el gobierno militar o a quienes, por su investidura o influencia en la época, y conociendo de estos hechos, pudieron alzar su voz para evitar estos abusos y muchas veces no lo hicieron”, afirmó Sebastián Piñera.
“Algunos quieren pensar que toda la responsabilidad recae en quienes cometieron los crímenes o dieron las órdenes para que se cometieran. En mi humilde opinión, también tienen responsabilidad aquellos que no respetaron el Estado de Derecho y promovieron la intolerancia el odio y la violencia”, acotó.
Más allá de estas consideraciones, Piñera resaltó que “el fin jamás justifica los medios” y “los derechos humanos deben ser respetados en todo tiempo o circunstancia”.
“Hay que ser categóricos: ninguno de los hechos, causas, errores o responsabilidades que condujeron al quiebre de nuestra democracia justifica los inaceptables atropellos a la vida, la integridad y la dignidad de las personas que ocurrieron con posterioridad”, señaló.
“Aún en situaciones extremas de quiebre institucional y hasta guerra interna existen normas morales y jurídicas que deben ser siempre respetadas por todos”, fue otra de sus afirmaciones.