Si no crece naturalmente, entonces se cultiva

General
14/09/2013 a las 10:50
El Centro de Investigación de Recursos en Ambientes Subantárticos de la Universidad de Magallanes está desarrollando la segunda parte de un proyecto FIC, que experimenta con técnicas de cultivo extensivo de este sabroso producto del mar. Por Paula Viano

El principal cliente de la pesca artesanal magallánica es el mercado extranjero, sobre todo, Japón, España, Estados Unidos y China. Y entre los recursos más explotados están la centolla y el erizo rojo.
El erizo rojo o comestible es un equinodermo o animal marino con esqueleto o espinas bajo la piel, pariente de la estrella de mar, sabroso y nutritivo, que en su fase juvenil se alimenta de materia orgánica en descomposición, y de adulto se vuelve herbívoro. Su explotación en Magallanes se inició en los noventa, con embarques de 9 mil toneladas. Cinco años después ya eran más de 30 mil. La región figuraba como el principal puerto de extracción del recurso, con más del 50% de la producción nacional, y a su vez Chile alcanzaba el puesto de mayor productor de erizo del planeta, con más de la mitad del total mundial.
Por supuesto, los erizos no lo soportaron, y en 2010 Magallanes exportó, apenas, poco más de mil toneladas. El ritmo de renovación de los bancos naturales no es tan rápido como el de la ambición humanas.
Ingenio para enfrentar la irracionalidad
El Centro de Investigación de Recursos en Ambientes Subantárticos de la UMAG ganó parte del Fondo de Innovación para la Competitividad Regional del año 2010, ofreciendo explorar la factibilidad de cultivar erizos con producción de juveniles a escala intermedia. Era la primera etapa de una iniciativa que el año pasado volvió a ganar el financiamiento regional para la etapa dos, que implica subir a escala extensiva.
La legislación nacional define el “repoblamiento” como “la acción que tiene por objeto incrementar el tamaño o la distribución de la población hidrobiológica, por medios artificiales”, generando conocimiento tanto para optimizar la producción de semillas, como para mejorar el proceso de sembrado y manejo posterior. La alternativa, entonces, está en los centros de cultivo, o instalaciones acondicionadas que permiten un crecimiento masivo de organismos bajo condiciones normalmente controladas. Ya ha habido experiencias en las regiones de Coquimbo y Los Lagos.
Pero Magallanes no ha reaccionado. De ahí la importancia de implementar estrategias de repoblamiento en bancos naturales o en áreas de manejo, bajo la administración de agrupaciones de pescadores artesanales, dando de esta forma un fuerte impulso a la pesca y acuicultura local, desde el mundo de la ciencia. Además, las algas – principal alimento para desarrollar las semillas de erizo – abundan en aguas magallánicas.

A futuro
Este paso científico y tecnológico es crucial en la búsqueda de diversificación productiva, tanto a nivel regional y nacional como internacional. Pero también desde la perspectiva de la conservación natural y ecológica, porque se puede volver a pensar en sustentabilidad. Y también en el fortalecimiento de otras especies, pues los ecosistemas están interrelacionados; dependen unos de otros.
Para cumplir, el proyecto deberá implementar una unidad de producción masiva de microalgas, que alimente a larvas y juveniles; evaluar sus tasas de crecimiento, y determinar la tasa promedio de macroalgas que consumen estos ejemplares de erizo en su etapa herbívora. Todo ese conocimiento permitirá replicar el modelo, y así las futuras generaciones podrán probar un sabor que nosotros, al menos, tuvimos la oportunidad de conocer.

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