
Las autoridades italianas se planteaban ayer reflotar el barco de inmigrantes que naufragó el jueves cerca de Lampedusa, dejando unos 300 muertos, ya que las labores de rescate fueron suspendidas debido al mal tiempo. Una fuerte marejada provocada por vientos de fuerza 4 impedía a los buzos continuar la búsqueda de cadáveres, de los que solo pudieron recuperarse 111, en tanto que 155 personas fueron rescatadas.
“Hay una obligación jurídica y moral de recuperar todos los cuerpos. Centenares de familias esperan noticias” de sus allegados, explicó Leonardo Ricci, responsable de la policía de aduanas.
El barco, que partió desde las costas libias con entre 450 y 500 migrantes provenientes en su mayoría de Eritrea, se hundió tras un incendio accidental.