En Washington, el mal clima y las tormentas son la metáfora del bloqueo parlamentario que se afirma entre demócratas y republicanos, mientras crece la amenaza de que el país entre en una inédita suspensión de pagos. Eso ocurrirá si, dentro de nueve días, como máximo, esa puja no se distiende y los legisladores empiezan a votar soluciones.El coro de advertencias dentro y fuera de Estados Unidos se extendió ayer para alertar a los legisladores contra la “catástrofe” y llamar a la “cordura”. Pero anoche nada parecía indicar progresos, mientras el reloj avanza hacia el día 17. En esa fecha, según el Departamento del Tesoro, se “acabarán los recursos existentes” para atender pagos.
Inquieto, hasta el Gobierno chino, principal prestamista de Estados Unidos, clamó por una salida. “Es importante que se mantenga la solvencia de sus bonos del Tesoro”, dijo el viceministro de Finanzas chino, Zhu Guangyao.
Escéptica, Wall Street volvió a cerrar en baja -con un retroceso del 0,9% en su indicador principal-, mientras que, como lo ha venido haciendo casi todos los días en la última semana, el Presidente Barack Obama hizo un nuevo llamado a que los republicanos “levanten el bloqueo” que actualmente existe.
En su interpretación, ellos son los culpables de lo que ocurre y, según las estadísticas, es también lo que piensa la mayoría de los norteamericanos. Pero la salida aún parece estar lejos, según se desprende de las expresiones de sus líderes más poderosos en el Congreso.
John Boehner, el republicano que preside la Cámara de Representantes, desestimó la posibilidad de que sus colegas de partido aprueben una extensión para el tope de deuda si, a cambio, no se obtiene alguna concesión política de parte de Obama. Sobre todo en lo que es su principal aspiración: una demora o, al menos, recorte de recursos para el nuevo sistema de salud que logró el Presidente.
“Obama se arriesga a que el país caiga en una suspensión de pagos, pero aun así no negocia con nosotros”, dijo Boehner.
