El director del Servicio de Salud, Jorge Flies, explicó que estos recintos se han constituido en dispositivos asistenciales residenciales que acogen a las personas que presentan una discapacidad síquica severa, compensada farmacológicamente, y que sufren carencias de una red social de apoyo. “A los internos se les proporciona un ambiente hogareño normalizado, constituyéndose en un lugar de vida permanente o en una instancia previa a una vida más independiente, satisfaciendo las necesidades básicas de cada uno de los actuales 43 usuarios y usuarias del sistema”. Estos hogares representan los procesos de cambios necesarios para superar la internación prolongada al interior de los hospitales siquiátricos o servicios de siquiatría de hospitales generales.
En estos hogares hay pacientes crónicos, con un perfil de cierto abandono social. “Antes estas personas quedaban de por vida en los hospitales siquiátricos”, indicó Vukusic, para quien el balance de este trabajo es óptimo. “No hemos tenido dificultades mayores o que lamentar y los conflictos son normales y como en cualquier familia”.