Según datos de la Gobernación Provincial de Magallanes, el 80% se desempeña en la industria petrolera y el 20% en trabajos en general. Manuel Mateo nació en República Dominicana. Hace cuatro años llegó a Chile en busca de nuevas oportunidades. Él optó por quedarse en Punta Arenas, con un clima diametralmente distinto al de su lugar de nacimiento.
Aquí no solamente encontró un trabajo donde desenvolverse profesionalmente, sino también el amor. Desde el 6 de febrero es esposo de Cecilia Villavicencio, una magallánica que se desempeña en atender a los cientos de personas que transitan por su kiosko, ubicado en la esquina de Bories con Waldo Seguel. Mateo también la ayuda en sus labores, que compatibiliza con su empleo en una empresa subcontratista que ofrece servicios en una compañía de telecomunicaciones.
“Mis primeros días fueron un poquito complicados, sobre todo por el clima y la gente que es muy diferente, como uno es”, comenta con su acento característico.
Cecilia, por su parte, dijo que a los extranjeros en la zona “los ven diferentes, y lo único diferente que tienen es el color de piel”.
Ejemplificó que su marido “es un tipo sumamente preocupado y muy cariñoso, está muy pendiente de cómo está uno. Cosa que yo no viví con mi ex pareja”.
Al igual que Manuel, son cientos las personas que eligen nuestro país como destino para surgir en el plano laboral y familiar. Algo así como el “sueño americano” que hoy se instaló en el sur de América Latina.
La Región de Magallanes no ha estado exenta a este fenómeno, y aquí son los ciudadanos procedentes de Argentina, Colombia y República Dominicana quienes decidieron vivir en la zona más austral del mundo.
Pero no todo ha sido fácil para ellos: la discriminación, el comercio sexual, el abuso laboral y los bajos salarios, son parte de los conflictos que deben lidiar diariamente.
Gladys Rentería es colombiana y hace tres años se instaló en la ciudad. Ella cuenta que gracias a una amiga llegó a Punta Arenas, luego de estar entre Los Andes y Santiago. “Llegué en pleno invierno, muy helado. No me dijeron en qué iba a trabajar, lo único seguro es que era en la noche”, rememora.
Según cifras que maneja la Gobernación Provincial de Magallanes, son aproximadamente 913 visas de trabajo que se han entregado hasta septiembre del presente año.
El gobernador Segundo Álvarez, aclaró que el 80% de los extranjeros trabaja en actividades relacionadas con la industria del petróleo y que el 20% restante va a empleos varios.
“El extranjero viene a Chile, fundamentalmente por las condiciones que vive el país. Tenemos un 4,2% de desempleo y un 5,4% de Producto Interno Bruto. Por lo tanto, son cifras que atraen a la gente de otros países”, planteó la autoridad a Diario El Pingüino.
Álvarez aclaró que como órgano provincial no están a cargo de los ingresos de extranjeros a la región, labor que recala en personal de la Policía de Investigaciones, y que sólo se limitan a ver los trámites relacionados a visaje.
El gobernador detalló que gran parte de los trabajadores extranjeros que se desempeñan en las empresas de petróleo son de origen argentino, ya que es personal que es altamente calificado en la materia.
De esta forma, Magallanes vive una nueva etapa de la inmigración, un fenómeno que ya es parte de la historia regional, considerando que aquí se concentra la principal comunidad croata de Chile -asentada a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX-, y que hoy es una de las colonias características de nuestra región.