La escasez de insumos ha causado varios focos de violencia entre los sobrevivientes de “Haiyan”, producto de la desesperación por conseguir algo de alimento. Gobierno llama a la calma mientras llega la ayuda humanitaria. La impotencia, el hambre y la desesperación de las víctimas del tifón “Haiyan” en Filipinas han causado algunos focos de violencia. Cinco días después de la catástrofe, miles de personas siguen sin tener acceso a agua potable y comida, rodeados de montañas de escombros en un enorme territorio devastado.
Según informa la agencia DPA, en Alangalan, ubicada en la asolada isla de Leyte, miles de personas asaltaron un almacén de sacos de arroz. Una pared del lugar se derrumbó provocando la muerte de ocho personas, según informó un portavoz de la Oficina Nacional de Alimentos, Rex Estoperez.
Según explicó la autoridad, en el almacén de arroz había 129.000 sacos de 50 kilos cada uno y las pérdidas económicas se cifran en más de 29 millones de dólares. Los hechos ocurrieron el martes y Estoperez apeló a los que se llevaron sacos de arroz a que los compartan con otros damnificados y que no los vendan.
En tanto, la cifra oficial de muertos asciende a al menos 2.275 personas, tal como señala la agencia de Protección Civil, que sólo informa de los casos confirmados y no proporciona estimaciones de víctimas. El Presidente Benigno Aquino señaló antes en una entrevista con CNN que la cifra total rondaría las 2.500 personas.
Unas 600.000 personas han perdido su hogar en esta catástrofe y necesitan ayuda con urgencia.
El problema sigue siendo poder llevar alimentos y agua a los damnificados, y la gente se encuentra cada vez más desesperada. “Por favor tengan comprensión, nunca hemos afrontado una catástrofe de estas dimensiones”, sostuvo René Almendras, secretario del gabinete, tras acudir a las oficinas de Protección Civil.
Por su parte, el gobierno de Manila asegura que cada vez más los aviones de transporte llegan a las regiones afectadas.
De acuerdo con las cifras de protección civil, al menos 3.665 personas resultaron heridas.
Las fuertes lluvias además han anegado las ruinas en las que se albergan muchos damnificados, pero el servicio meteorológico anuncia más agua para los próximos días.