
El pasado domingo, un video en las redes sociales despertó la indignación de animalistas, pero también de personas comunes y corrientes. El material mostraba a un conductor sujetando una bolsa ecológica con dos cachorros en su interior, los que abandonó en una plaza en la intersección de las avenidas La Serena con Santa Rosa. El autor del hecho, un empresario de 57 años, justificó su acción asegurando que los perritos tenían garrapatas.
En tanto, la PDI aseguró que tras recibir los antecedentes dieron cuenta de la configuración del delito de maltrato animal, pues el hombre podría haberlos dejado en una clínica veterinaria o en una organización animalista.
El hombre fue detenido por la Brigada de Delitos Contra el Medio Ambiente de la PDI y luego formalizado por la Fiscalía de San Miguel por el delito de maltrato animal, por lo que la justicia decidió dejar al imputado con firma mensual, arraigo nacional y con orden de asistir al Centro de Orientación de Salud Mental, Cosam.
Salmonella
Otra información relacionadas con canes, fue la llegada desde Estados Unidos. Indica que el brote de salmonella que hasta el pasado mes afectaba a por lo menos 20 estados de ese país, y que habría enfermado a más de 317 personas, ahora también está aquejando al mejor amigo del hombre.
Autoridades federales anunciaron que tuvieron que retirar del mercado miles de paquetes de alimentos para mascotas producidos en Georgia, tras descubrirse la presencia de la bacteria.
El Departamento de Agricultura federal indicó que hallaron la infección en el producto para perros “Teriyaki Chicken Treats”, producido por la compañía “Bailey’s Choice”, y por ello ordenaron que fuera suspendida su venta no solamente en Georgia, sino también en Carolina del Norte, Carolina del Sur, Virginia, Delaware y Tennessee.
Defensora animal
Una tercera noticia estremeció a los defensores de los canes: una activista por los derechos de los animales se suicidó junto a los 31 perros que había rescatado y que cuidada en su casa en Ohio, Estados Unidos.
Sandra Lertzman, de 62 años, se encerró junto a sus mascotas en el garaje de su vivienda con el motor del auto encendido, lo que les produjo la muerte debido a las emanaciones tóxicas.
Según publica el Huffington Post, uno de los perros logró salir del lugar por un agujero, mientras que 20 gatos que vivían con la mujer no se vieron afectados.
La fundación de derechos de los animales donde la mujer trabajaba como directora ejecutiva, señaló que Sandra decidió morir junto a sus perros, porque temía que sin ella no tendrían el cuidado necesario.