Para el pueblo lo que es del pueblo...

General
23/11/2013 a las 10:27
El gobierno venezolano de Nicolás Maduro libra una batalla en contra de todo lo que tenga aroma capitalista, al punto que los dueños de las grandes tiendas o se someten o van a la cárcel. Bien dicen que cada país vive su propia realidad, su cuento aparte.
Hace algunos días el gobierno venezolano anunció una fuerte baja en los precios de algunos artículos, principalmente electrónicos. La reacción del “pueblo” no se hizo esperar y. en cosa de minutos, las grandes tiendas y supermercados colapsaron ante la demanda.
Los representantes de la Iglesia Católica pusieron el grito en el cielo, llamando a la calma, a evitar el descontrol y a abstenerse al consumismo desesperado. Y si los chilenos creyeron haberlo escuchado todo, a principios de los ’80, cuando el general Pinochet prometió autos para todos, y luego de la crisis de 1982 debió retractarse y ofrecer bicicletas, lo del Presidente venezolano Nicolás Maduro fue más allá. Con su reconocida verborrea, señaló: “¡Vamos a garantizar que el pueblo tenga televisores de plasma!”
Tal y cual. El anuncio fue casi un grito de guerra, una declaración que recordó aquello de “para el pueblo lo que es del pueblo”, en medio de la batalla que su gobierno libra contra todo lo que tenga aroma capitalista. Una de las principales cadenas de tiendas de electrodomésticos de ese país, “Boleíta”, fue blanco de aquella ofensiva. Sus productos fueron confiscados y vendidos con descuentos de hasta el 70%.
Horas después la siguieron otros establecimientos, que no tuvieron más alternativa que acceder a los requerimientos del reciente creado Órgano Superior para la Economía Popular, nada que ver con la fenecida Dirinco ni Sernac, para que se entienda. Basta con señalar que esta entidad venezolana es dirigida por un general del Ejército, Herbert García Plaza.
Mientras el propio Maduro anunciaba el “remate” y García hablaba por televisión de justicia, equidad y padecimientos de niñez, los venezolanos se agolparon frente a las grandes tiendas, amenazando con convertir los ofertones en gratuidad a través de saqueos.
El Mandatario justifica, critica, cuestiona. “Parásitos”, “chupasangres”, “parásito del mal” sólo han sido parte de los calificativos utilizados en contra de los comerciantes, a quienes amenazó con detenerlos en caso de resistirse a entregar sus productos al pueblo. Uno se atrevió a decir “no” y terminó refugiándose en la clandestinidad; otros cuatro efectivamente terminaron en la cárcel.
Para Maduro parece no haber límites. El líder venezolano no sabe de diálogo, ni de decisiones livianas. El pueblo quería televisores, ahí están los televisores; el pueblo quiere ropa, ahora se viene la ropa; los niños quieren juguetes, ya se vienen los juguetes. Y nosotros, a kilómetros de distancia, inmersos en un proceso eleccionario. Se ha preguntado alguien ¿qué quieren los chilenos?

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