
Luego del incidente, al menos cinco vagones quedaron volcados al lado del Río Hudson, cerca de la estación de Spuyten Duyvil.
El tren se dirigía desde Poughkeepsie, en el norte del Estado, hacia la Grand Central Station de Nueva York. Según las autoridades, unas 70 personas viajaban en su interior.
El gobernador del Estado de Nueva York, Andrew Cuomo, llegó a la zona del accidente para monitorear los trabajos de rescate. En una improvisada conferencia de prensa, afirmó que ordenó que se investiguen de manera inmediata las causas del accidente.
El accidente se produjo en una curva muy pronunciada. El tren era propulsado por una locomotora en su parte trasera y no en la delantera, como es habitual, según el canal de televisión local NY1.
Algunos testigos señalaron que el convoy podría haber circulado con una rapidez superior a la normal.
El presidente Autoridad de Transporte Metropolitano de Nueva York (MTA), Thomas Prendergast, señaló que dicha posibilidad “es uno de los factores” que se están investigando, y recalcó que todas las curvas del tendido ferroviario tienen un límite de velocidad.