
La movilización de los efectivos, que pedían un salario mínimo de 13.000 pesos argentinos (2.100 dólares), generó una ola de robos a supermercados y negocios locales.
Los incidentes comenzaron el martes por la tarde cuando un grupo de 50 personas saquearon alimentos y bebidas en el local Cordiez a pocas cuadras de un cuartel donde permanecen los policías encerrados en la unidad policial.
Entonces hubo robos en distintos puntos de la ciudad hasta que la situación se volvió incontrolable cerca de la medianoche, con el saldo de un muerto, más de 60 heridos y 52 detenidos, según reportes de la prensa transandina.