Esta actividad que se viene realizando hace ya nueve años, al alero de Edelmag, se ha replicado en las comunas de Puerto Williams, Puerto Natales y Porvenir, de hecho el domingo recién pasado se procedió a encender el árbol en la capital de la Provincia de Tierra del Fuego, ocasión en la que estuvo presente la alcaldesa Marisol Andrade.
La estructura de ocho metros de altura, se ha transformado en un verdadero ícono de las fiestas de fin de año en la capital regional de Magallanes. En su ornamentación se utilizaron 100 juegos de luces LED de última tecnología, 10 mil luces en total, que junto de dotar de una luminosidad espectacular al árbol, disminuye considerablemente el consumo de energía eléctrica
La tradición del árbol de Navidad
Cuando los primeros cristianos llegaron al norte de Europa, descubrieron que sus habitantes celebraban el nacimiento de Frey, dios del Sol y la fertilidad, adornando un árbol perenne, en la fecha próxima a la Navidad cristiana. Este árbol simbolizaba al árbol del Universo, llamado Yggdrasil, en cuya copa se hallaba Asgard (la morada de los dioses) y el Valhalla (el palacio de Odín); y en las raíces más profundas estaba Helheim (el reino de los muertos). Posteriormente con la evangelización de esos pueblos, los conversos tomaron la idea del árbol, para celebrar el nacimiento de Cristo, pero cambiándole totalmente el significado.
Se dice que san Bonifacio (680-754), evangelizador de Alemania, tomó un hacha y cortó un árbol que representaba al Yggdrasil (aunque también pudo ser un árbol consagrado a Thor), y en su lugar plantó un pino, que por ser perenne, simbolizó el amor de Dios, adornándolo con manzanas y velas. Las manzanas simbolizaban el pecado original y las tentaciones, mientras que las velas representaban la luz de Jesucristo como luz del mundo. Conforme pasó el tiempo, las manzanas y las luces, se transformaron en esferas y otros adornos.
Después se agregó la tradición de poner regalos para los niños bajo el árbol, enviados por los Reyes Magos o Papá Noel dependiendo la leyenda de la región donde se encuentre.
Es posible que el primer árbol navideño, como se conoce en la actualidad, surgiera en Alemania, donde se implantó por primera vez en 1605 para ambientar el frío de la Navidad, comenzando así su difusión. A Finlandia llegó en 1800, mientras que a Inglaterra lo hizo en 1829, y en el Castillo de Windsor se vio por primera vez en 1841, de la mano del príncipe Alberto, esposo de la reina Victoria.