
"Estos no son días fáciles. El fin de semana fuimos testigos de cómo en Magallanes el comercio se vio abarrotado. Pero lo principal en esto es no perder el sentido de la Navidad”. Planear las vacaciones, hacer compras de Navidad, hacer el balance del año con el cansancio acumulado, convierten a los últimos días del año en los más tensos y estresantes. Incluso la Navidad, una fecha para el recogimiento, se ha convertido en un motivo de tensión. El director del Instituto del Estrés, Jens Bücher, dijo al respecto que “esto tiene que ver con el gasto y las ofertas propias de esta fecha”. A ello debemos agregar el cansancio, agobio y una especie de “desesperanza” al hacer el balance de lo bueno y lo malo del año, las metas cumplidas y lo que quedó pendiente. Pero no se debe perder la paciencia, pese a que la presión más grande que nos genera a todo ser humano es el cumplir con lo que la vida nos exige, cumplir con todos, con la familia, los amigos. Esta sensación responde a las demandas internalizadas del tipo: “siento que tengo que hacer tales cosas”. Por eso hay que tomarse todo con un poco más de calma, porque el estrés lleva a situaciones límites cuando la persona se siente amenazada y por lo tanto, se tensa, pero sin entender bien el por qué. Quedan pocos días y es sólo deber nuestro el saber manejar estas situaciones.