Los Estados de Espíritu Santo y Minas Gerais, son los más afectados por las inundaciones y deslizamientos. El hallazgo del cuerpo de un niño sepultado por un deslizamiento de tierras en el estado de Minas Gerais y de los restos de un hombre igualmente sepultado por lama y piedras en Espíritu Santo elevó a 34 el número de muertos por las lluvias que castigan el sudeste de Brasil.
Los comandos de la Defensa Civil en Espíritu Santo y Minas Gerais, los dos Estados más afectados por las lluvias de los últimos diez días, informaron igualmente que el número de personas que tuvieron que abandonar sus viviendas por inundaciones y deslizamientos llegó a 53.100, de las que 49.000 pertenecen a Espíritu Santo.
El número de víctimas en Minas Gerais ascendió a 17 con el hallazgo del cuerpo de un niño de 7 años que estaba desaparecido desde hacía una semana, tras un deslizamiento de tierras en Sardoá, municipio en el este del Estado.
El mismo deslizamiento provocó la muerte de cuatro familiares del menor, cuyos cuerpos fueron encontrados el día del accidente.
Según el último boletín de la Defensa Civil, 24 ciudades de Minas Gerais declararon el estado de emergencia o de calamidad pública para facilitar, principalmente, el envío de ayuda a las 4.150 personas desalojadas de sus viviendas.
El mismo boletín indicó que las inundaciones y los deslizamientos destruyeron 67 viviendas y provocaron daños en otras 6.148.
En Espíritu Santo el número de víctimas mortales también llegó a 17, tras el hallazgo del cuerpo de un hombre que estaba desaparecido desde que, cuando cuatro viviendas quedaron sepultadas por toneladas de tierra, lama y piedras en la ciudad de Colatina.
Según la Defensa Civil, otras tres personas están desaparecidas, tras deslizamientos de tierra en Espíritu Santo.
De los 49.000 desplazados, 5.000 fueron enviados a abrigos improvisados en escuelas públicas y otros 44.000 acogidos en casas de familiares o amigos.
De los 78 municipios de Espíritu Santo, 49 ya declararon estado de emergencia o de calamidad pública por las lluvias, que también destruyeron o provocaron daños en tramos de cerca de 20.000 kilómetros de carreteras.