Para quienes creen en el verdadero “let motiv” de esta celebración, aquí y en la quebrada del ají el sentimiento es el mismo, de reflexión y alegría. Esta semana, mi pareja se indignaba con los panelistas del programa radial deportivo que frecuentemente escucha. Deseoso de escuchar acerca de las novedades de los equipos de cara al próximo campeonato, el natalino Fernando Solabarrieta planteaba: “¿Recuerdas cuál fue tu primer regalo de Navidad?”.
Bastó la pregunta para que el programa deportivo se convirtiera en una tertulia que poco y nada tuvo que ver con fútbol. Algunos recordaron su primera bicicleta y otros su primera pelota. El propio Solabarrieta habló de juguetes bélicos y de un avión armable.
Y mientras los recuerdos se comían la hora de programa, pensaba ¿cómo sería una Navidad diferente?
Por ejemplo, eso es lo que vivieron este año 74 personas que quedaron atrapadas cuando se dirigían a pasar esta fecha a la Antártica a bordo del buque ruso Akadémik Shokalski.
Turistas, exploradores, científicos y la tripulación, la mayoría neozelandeses, se vieron impedidos de llegar a destino producto del clima hostil y de los hielos.
Lejos de estar intimidados, todo fue emoción a bordo de la nave. “Mucho hielo. Es hermoso; ligero viento. Sólo un grado bajo cero. Todo está bien. Feliz Navidad a todos desde AAE”, señaló en su cuenta de Twitter (@ProfChrisTurney) el director de la exploración Chris Turney.
Más tarde agregaría: “Estamos entre hielos, ¡como los exploradores de antaño! Todos estamos bien y la moral está alta”, adjuntando un video desde el barco.
A un par de kilómetros de ese lugar, en la Base Naval Antártica Arturo Prat, también la Navidad se celebró de manera diferente.
Los 24 chilenos que hacen soberanía en dicho lugar del continente blanco, muchos alejados por primera vez de sus familias, también tuvieron un momento de alegría y reflexión durante Nochebuena.
Ya días antes se dieron el tiempo para adornar el interior y la fachada de la base (la más antigua que tiene nuestro país en la Antártica), dejando registro a través de una hermosa fotografía.
Si pudiera elegir
En una reciente publicación acerca de los lugares más hermosos para pasar la Navidad, la lista incluyó a Finlandia, Estados Unidos, Austria, Italia, Francia y “Tierra Santa”.
De Finlandia, hay que señalar que se trata de la residencia del Viejo Pascuero. El hombre más esperado del año por los niños vive en Laponia, una de las 19 regiones que tiene el mencionado país.
Es uno de los lugares más fríos del mundo, por donde pasa la línea divisoria del Polo Norte. Napapiiri, muy cerca de la ciudad de Rovaniemi, capital de Laponia, es un lugar de cuento con casas de madera pintadas de rojo y su mágica fábrica de juguetes o la oficina de correos donde llegan las cartas de los niños, todo ello en un entorno idílico de bosques con pinos y abedules.
En Rovaniemi se puede disfrutar un maravilloso paisaje con montañas nevadas, renos y trineos que miles de personas deciden visitar cada Navidad.
Si lo suyo es la ciudad, el lugar elegido debe ser Nueva York, en los Estados Unidos. Es el símbolo del consumismo. Grandes decoraciones deslumbran la ciudad que nunca duerme, la Nochevieja en Times Square es una de las más impresionantes del mundo y el gigante árbol de Rockefeller Center da por comenzadas las navidades el día que lo iluminan.
Además, se puede pasear en carruaje por Central Park o patinar sobre hielo alrededor del abeto más famoso del mundo.
La opción de Austria es su capital, Viena. Sus paisajes son dignos de aparecer en las postales navideñas, con lugares llenos de mercadillos que comenzaron hace más de 700 años y en los que se puede encontrar todo tipo de adornos.
En Italia la cita puede ser en las calles de Sienna, Florencia o Arezzo, donde las tiendas se engalanan para vivir la Navidad con el exquisito gusto italiano. Roma también es lugar clave para numerosos católicos que aprovechan esta fecha para visitar el Vaticano, escuchar el mensaje del Papa y presenciar las procesiones que celebran el nacimiento del Niño Jesús.
Francia, en París, es otro encanto. Dicen que el olor a castañas se nota mientras la gente pasea por unos Campos Eliseos decorados o mientras se saca fotos en frente de la emblemática Torre Eiffel más iluminada que nunca con su pista de patinaje sobre hielo justo debajo. También destaca el impresionante árbol de Navidad gigante situado a la entrada de la catedral de Notre Dame.
La “Tierra Santa”
Belén, Jerusalén y Nazaret son nombres comunes para los cristianos.
Católicos de todos el mundo y miles de peregrinos llegan hasta la denominada “Tierra Santa” para participar de los epicentros religiosos que se desarrollan en los lugares donde se cree estuvo Jesús.
Las oraciones, misas y peregrinaciones son constantes a lo largo la jornada de festividad en todos los lugares relacionados con la Navidad, particularmente Belén, ciudad en la que está ubicada la Basílica de la Natividad.
Allí los feligreses se concentran para la Misa del Gallo, en la que siempre el mensaje tiene que ver con la paz, el amor y el entendimiento que debe existir entre cristianos, judíos y musulmanes, las tres confesiones con intereses en Tierra Santa.
Se estima que cerca de 100 mil turistas llegan cada año hasta Belén entre la Navidad católica hasta la Navidad Armenia (18 de enero).
Mientras la imaginación sigue recorriendo lugares donde pasar la Navidad y Fernando Solabarrieta pone fin a la conversación radial para adentrarse en el fútbol, una última reflexión.
Y usted, ¿cómo lo pasó en Navidad? La respuesta es suya…