
Entre diciembre y enero lo hacen a la inversa desde el Pacífico al Atlántico a los puestos de operación, que por lo general son en Uruguay.
Tras el arribo de estas embarcaciones han existido diversos hechos de connotación social que han involucrado a sus tripulantes, los que aseguran que los buques prácticamente son “cárceles flotantes”.
El último ocurrió hace un año, cuando, cansados de malos tratos y sueldos miserables, tres vietnamitas decidieron huir del buque pesquero en el que trabajaban y se arrojaron a las frías aguas del Estrecho de Magallanes a bordo de una rústica balsa, construida por ellos mismos , en la que lograron alcanzar la orilla, tras lo cual fueron sorprendidos, detenidos y formalizados en el Juzgado de Garantía por el delito de ingreso clandestino, para luego ser derivados de regreso a su país.