
Muchas emociones que se pensaban exclusivas de los humanos tienen su réplica en los animales
Amor, comunicación, comprensión hacia los sentimientos de los demás... Poco a poco, muchas emociones que se creían exclusivas de las personas se han encontrado entre los animales. Y la sonrisa de los perros es una de ellas. Sea el equivalente exacto de la risa humana o no, de lo que no hay duda es que se trata de un gesto con el que el perro comunica sus sentimientos de felicidad.
El primero en rendirse ante los encantos de la sonrisa del perro, y en estudiarla, fue el premio Nobel de Medicina, Konrad Lorenz. El científico, autor de best-sellers, describió la risa del can en su libro “El Hombre Conoce al Perro” (“Man Meets Dog”, 2002). Konrad decía que “al sonreír, el perro abre de forma ligera sus fauces y enseña un poco su lengua”.
El gesto de sonrisa del perro es, por lo demás, muy similar al que produce la cara de una persona feliz. El ángulo de la boca del can se hace más pronunciado, y se estira casi de oreja a oreja.
La risa de un perro es más fácil de ver cuando el animal juega con alguien que le quiere y le trata con cariño. También cuando pasa un buen rato en compañía de otros peludos amigos, sean gatos y otros canes.
Carcajadas
La carcajada canina ha llamado la atención de numerosos investigadores. Una de ellos es la experta en comportamiento canino, Patricia Simonet, de la Universidad de Sierra Nevada, en EE.UU. La etóloga acudió a los parques donde se producían reuniones de perros armada con potentes micrófonos. Su objetivo: grabar la risa de los perros mientras jugaban y se divertían con otros congéneres.
¿Qué descubrió? El jadeo de un perro cuando juega no siempre suena del mismo modo. En mitad del divertimiento, el can produce un sonido distinto y más entrecortado que, además, desencadena la alegría y ganas de diversión de otros perros. Es la peculiar risa del perro.
La risa del perro suena como un jadeo entrecortado, una especie de “hhuh, hhuh”.
“Para un oído humano no entrenado, la risa del perro emitiría un sonido similar a un hhuh, hhuh”, dice Simonet. Este sonido entrecortado en mitad del jadeo canino sería la forma sonora de la risa canina.
Las grabaciones de la risa del perro tuvieron otro efecto beneficioso. Las cintas fueron escuchadas por un grupo de 15 cachorros. La sorpresa fue mayúscula al ver su reacción: los pequeños estallaron de alegría sólo con escuchar los sonidos enlatados de la risa de otros perros.