
Momentos después de entregar un discurso a sus seguidores y de pedirles que se retiraran de forma pacífica, se dirigió hacia los guardias nacionales con una flor blanca en la mano izquierda y la bandera venezolana en la derecha.
Con el rostro tranquilo, caminó escoltado y abordó un vehículo de la Guardia Nacional Bolivariana, que estaba rodeado por cientos de personas que obstaculizaban su paso.
Desde su interior el mismo López, mediante los altavoces del vehículo, llamó a la multitud a mantener la calma: “¡libertad, libertad!” y “va a caer, y va a caer, este gobierno por corrupto va a caer!”, gritaban los manifestantes.
El dirigente, un joven economista educado en Harvard, actualmente inhabilitado por la justicia venezolana para ejercer cargos públicos, aseguró que nunca se va a ir de Venezuela y llamó a construir una salida pacífica “a este desastre”, en un país que enfrenta una crisis económica con una inflación de 56,3% y una aguda escasez de alimentos y productos básicos.