
"Magallanes hoy puede mostrar un bajo nivel de desempleo y un sostenido crecimiento, pero aún tiene graves deficiencias: conectividad, servicios públicos y el tema energético”. Contrariamente a lo que en algún momento de la administración de Sebastián Piñera pudo pensarse, las regiones extremas del país: Magallanes, Aysén y Arica-Parinacota, conforman el grupo con los mejores desempeños en sus planes de desarrollo en el período 2010-2014. Los aspectos a medir fueron empleo, inversiones e infraestructura. El mismo Gobierno de Piñera se ha encargado de señalar que las metas en estas zonas se han cumplido en un 85%, quedando el 10% avanzado, y el 5% restante que no se logró cumplir. Cuando se señala extrañeza es porque precisamente Magallanes y Aysén fueron dos de las tres regiones que encabezaron masivas movilizaciones ciudadanas contra este Gobierno, en 2011 y 2012, respectivamente. Las regiones extremas acumulan décadas de postergación, sin que el país y su población hayan asumido la importancia geopolítica de estas. Sin embargo, el actual mandato impulsó políticas públicas que elevaron los fondos de inversión regional (FNDR), dando además incentivos a la inversión, para generar empleos y crecimiento económico. ¿El pago de Chile dirán muchos? Lo concreto y lo positivo es que las regiones extremas dejaron de ser las postergadas.