
De acuerdo con el relato de otro predicador, Cody Winn, “Jamie tenía una serpiente en las manos cuando se me acercó. El animal sencillamente se retorció y lo mordió en el dorso de la mano”.
Tras el hecho, Coots se fue a su casa y cuando llegó la ambulancia para atenderlo éste se negó a recibir tratamiento. El pastor falleció una hora después.
¿Por qué con serpientes?
En enero de 2013, tras ser sorprendido por la policía transportando tres serpientes cascabel y dos cabezas de cobre en Tennessee, el hombre se declaró culpable de posesión ilegal de animales salvajes y afirmó que las necesitaba por razones religiosas.
“Creemos literalmente que debemos manipular serpientes”, declaró Coots a The Associated Press en febrero de 2013. “Llevamos manipulando serpientes 20 ó 21 años”.
Tras el hecho, Jamie fue condenado a un año de libertad condicional sin supervisión.
La novena mordedura
El hijo de Jamie, Cody Coots, comentó que su padre había recibido con anterioridad ocho mordeduras de serpientes pero que nunca había experimentado una reacción severa, y pensó que ésta no sería la excepción.
Pese a ello, la novena mordedura fue fatal para la ex estrella de la TV estadounidense.
National Geographic señaló en un comunicado que quedó asombrado por “las devotas convicciones de Coots a pesar de los peligros de salud y jurídicos que enfrentó con frecuencia (…) Esos riesgos siempre valieron la pena para él y sus fieles como manera de demostrar su profunda fe”.
“Nos sentimos honrados de que nos dieran acceso al pastor Jamie y su congregación para nuestro programa”, finalizó la cadena.
Creencia v/s ciencia
Hay muchos casos de personas que se niegan a recibir atención médica debido a su religión, y por desgracia, la mayoría termina mal.
En agosto de 2013, la familia de Sarah Hershberger, de 10 años, miembros de una comunidad Amish de Ohio, pidió a los médicos que detuvieran la quimioterapia debido a los efectos secundarios. Ella sufre de Linfoma no Hodgkin, y tiene un 85% de probabilidades de ser curada con tratamiento, pero sin él, podría morir en menos de un año. Luego un tribunal determinó que la niña debía recibir la quimioterapia pese al deseo de sus padres.
En la ciudad de Nueva York produjo gran asombro en septiembre pasado la muerte de un bebé de sólo 2 semanas, que contrajo herpes después de una circuncisión con succión oral, en una ceremonia judía ultraortodoxa conocida en hebreo como “b’peh metzitzah”: un practicante remueve el prepucio del pene del bebé y con la boca chupa la sangre de la incisión para limpiar la herida.
En agosto de 2013, un brote de sarampión entre miembros de la organización cristiana Eagle Mountain International Church, en Texas, vinculado a 21 casos de personas no vacunadas, también generó un debate sobre el tema de la responsabilidad social que existe sobre las vacunas, más allá de las costumbres o creencias religiosas, sobre todo, porque quienes se enferman, pueden contagiar a otros.
Son casos donde los médicos tienen que enfrentar el dilema ético de respetar su juramento o preservar la voluntad del paciente, y donde las creencias imponen peligrosos límites que atentan contra la vida.
En Punta Arenas, durante los últimos años, se han registrado a lo menos dos casos donde personas han rechazado tratamientos por considerar que son contrarios a su religión. Estos han terminado en la Corte de Apelaciones.